viernes, 18 de octubre de 2013

¿Dónde estamos al final?



34 años después, en 2009, Patrice Chéreau filmó su último título, PERSÉCUTION, una película que pasó más desapercibida de lo que en realidad merecía y bajo la que subyace una enigmática premisa, puede que no muy bien contada, pero no por ello desdeñable. PERSÉCUTION empieza como una película de Haneke, con una escena llena de violencia cotidiana; continúa como un émulo de Claire Denis, dejando que la historia supere a los personajes; es sólo muy al final cuando Chéreau recuerda su personalísima impronta e insufla a este extraño relato desdoblado en dos de una voz propia (y adecuada). Es la historia, sobre todo, de Daniel, un tipo sin medias tintas, que escupe todo lo que se le pasa por la cabeza sin pararse a pensar si es diplomático o no; un personaje de gran potencial que se queda en casi nada por culpa de un actor (Romain Duris) al que cuesta encontrarle el rastro fuera de la impostura. Con Daniel cono eje, luego aparecerá Sonia (Charlotte Gainsbourg), algo parecido a una pareja, pero con la que sólo puede compartir pequeños encuentros casi casuales. El guion es complejo y hubiese necesitado de un pulso firme para no caer en el batiburrillo; se atisban sutilidades formales, no todo está completamente claro y es posible que la idea fundamental sea poner en imágenes una falta de empatía casi patológica, o un miedo al compromiso, o simplemente a amar o a ser amado. En estas, Chéreau se saca de la manga una segunda vuelta de tuerca, y entonces ya no entendemos absolutamente nada. Daniel, que trabaja reformando pisos, tiene el suyo en perpetua reforma, y un día encuentra a un extraño durmiendo en él; este personaje (un Jean-Hugues Anglade que podría haber dado mucho más de sí), que confiesa desesperado su amor por Daniel, será como un negativo del propio Daniel, una especie de recordatorio de lo que él le hace a los demás con su indetectable actitud. La pena, la lástima, es que un intrincado y supuestamente perverso juego psicológico quede lastrado por una indefinición que hace que no podamos saber a qué atenernos. Es PERSÉCUTION una película interesante, pero quizás fallida; y quizás Chéreau merecía otro colofón. Quién sabe...
Descanse en paz.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!