sábado, 10 de marzo de 2012

El despendolamiento y lo difícil de controlarlo



Digamos que la cosa es como sigue: que eres un treintañero con cara de buen chico que hace unos años dejó Donosti sin querer hacer mucho ruido. Y zapatillas, y camiseta a rayas, y bigotito, y flequillo... Que tienes un montón de ideas bullendo bajo el flequillo, un poco parecidas entre sí pero ideas alfin y al cabo, y eso es lo que cuenta hoy día. Y que te pones a hacer unos cortos muy chulos de los que antes le gustaba poner a Caye G. C. en la2, y que coges un prestigio muy bien ganado y todo eso. Es estupenda la vida al principio del milenio; cualquier cosa es posible. Incluso que te llamen para hacer una peli de zombis radiactivos en Catalunya Über Alles, pero no una bizarrada cualquiera, sino una reflexión acerca de la decadencia del mundo capitalista en una escalera de vecinos. Y los premios, y más reconocimientos; ya está, lo has logrado... ¿esto era? De repente, un día de 11º y al otro lado del teléfono alguien que conoces te lame desde el otro lado del auricular, y puedes oír/sentir la excitación de jugador de cartas mientras dice las palabras "Kevin Costner"... La cosa no puede ser más extraña, porque sólo un poco después estás en Yanquilandia con una niña que también ha ganado algún premio en España y... sí, el tipo de BAILANDO CON LOBOS, que también tiene premios, incluso oscars... ¿qué puede salir mal entonces? Bueno, pues puede salir mal todo, porque THE NEW DAUGHTER es una película de terror de las de nuevo cuño (mismos tics, mismos encuadres, mismos ruiditos, nula capacidad de sorpresa) y poco más; que sí, que empieza con algo de inquietud que hace que quieras saber un poquito más acerca de por qué pasan cosas raras, pero es algo que dura muy poquito, justo hasta que Kevin Costner (ignoro profundamente por qué quiso hacer esto) empieza a susurrar "Sweetheart... shhh... my sweetheart...". Justo ahí empieza el fin del sueño, y despertar, algunas mañanas, puede ser realmente duro.
Nuevos saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!