martes, 10 de marzo de 2009

Te pasa a ti

Lo avisaba el propio Robert Bresson desde las fundamentales e iniciáticas, reveladoras, PICKPOCKET y UN CONDAMNÉ À MORT S'EST ÉCHAPPÉ: el mundo que creíamos conocer se derrumba.
Y antes de sucumbir a la locura aceptada, mejor mostrarla en espera de una reacción. En LE DIABLE PROBABLEMENT, Bresson dignificó al cine rechazando sus bases; lo dotó de una fuerza poética inusitada a partir de una prosa incontestable. Bresson dejó claro que el cine también podía usarse para denunciar sin renunciar, para impulsar una cierta corriente intelectual a partir del existencialismo. Los resultados fueron devastadores.
La penúltima película de Bresson fue un alegato nihilista sobre la imposibilidad de los espíritus sensibles y permeables para interactuar con un mundo y una sociedad hostil y cruel. Queda así plenamente justificada su opción de no trabajar con actores profesionales y despojar de toda dramatización una puesta en escena esquemática, robótica, casi inhumana.
¿El suicidio como opción? Sí, evidentemente. Fuera de toda moralidad alienante, el individuo busca su última (quizás la única) salida en una muerte gris y aséptica; una muerte que Bresson presenta aquí de forma ambigua, dejando a nuestra interpretación si perdonamos o condenamos en base a si se trata de un suicidio, un asesinato o una petición por parte de alguien que quiere morir pero no puede suicidarse. Introducirse en la cortante atmósfera de este fascinante film, repleto de aforismos y sentencias, como una guía práctica sobre el desencanto vital, supone un aldabonazo y una experiencia incomparable para un espectador ávido de discursos inteligentes que no necesitan divagar por vacíos territorios estéticos.
Todo esto lo resume perfectamente una contundente escena en la que el protagonista (qué mal queda esta palabra cuando está Bresson por medio), perdido, en un autobús, pregunta sin convicción: ¿Quién nos maneja a su antojo? La respuesta viene de un viajero anónimo, sin tascendencia posterior: El diablo, probablemente...
Saludos, probablemente.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!