martes, 17 de marzo de 2009

Perseguir un fin

Y vamos con otro de los títulos recientes que han sido relevantes. CAMINO, de Javier Fesser, lo fue por ganar el goya a la mejor película y, si no recuerdo mal, también lo ganó (incomprensiblemente, después de verla) su joven protagonista Nerea Camacho. En fin, vamos al lío.
CAMINO pretende ser original pero no lo consigue, su planteamiento formal se encuentra en casi toda la obra de Bergman o Dreyer, y muy especialmente en obras maestras como ORDET o NATTVARDSGÄSTERNA, LOS COMULGANTES en cristiano. Esto es: mostrar la única y verdadera salvación a través de motivos terrenales, relegando a la religión a su rincón más siniestro, el de la intolerancia, la crueldad e intransigencia. En CAMINO, feroz apología contra el opus dei, los creyentes son seres tranquilos, amables, rectos, sólo que no escuchan a nadie, siempre llevan la conversación al terreno que más les conviene y nunca acceden a los deseos del prójimo, eso sí, con una sempiterna sonrisa sin nada de natural.
Principales problemas de CAMINO: no es cine, es una telenovela con algunas escenas oníricas hechas de manera cutre (el ratón y el ángel son para troncharse) con efectos digitales. Luego, ¿en qué pensaba Fesser cuando rellena tres cuartas partes de la película con gente llorando? Yo entiendo que busca un efecto: que la gente llore ¿Y para qué se busca que la gente llore? Normalmente para tapar las deficiencias del guión y un notable desequilibrio entre dos monstruos de la pantalla (Carme Elías y Mariano Venancio) y el resto, sin mucho oficio, la verdad. Por otra parte, CAMINO también tira de contundencia, con dos o tres momentos de pretendida dureza que se quedan en meros golpes de efecto, muy efectivos porque se incrustan de sopetón, pero que a los cinco minutos ya hemos olvidado por culpa de ese guión tan mal escrito que va saltando de una situación a otra. Los personajes aparecen, desaparecen, son como fantasmas sin peso... en fin.
Sé que no debería, pero haré una comparación. En MILLION DOLLAR BABY, Eastwood introduce al espectador en una catarsis casi mística mediante un asfixiante relato en forma de embudo que acaba en esa mítica última media hora que es lo mejor que se ha rodado en mucho tiempo. CAMINO, por su parte, comete el gran error de los directores sin talento, que quiere estar en muchos salones sin decidirse nunca a sacar a alguien a bailar. Y ya se sabe, no se puede bailar con todo el mundo.
Beatos saludos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El concurso, vaya tela, qué mal gusto dvd, golpear hasta la muerte y esconder el cuerpo bajo toneladas de cemento, no podemos imaginar otras cosas menos violentas?.

dvd dijo...

¿Mal gusto?... eso es que no has visto las escenas oníricas de CAMINO. De todas formas, es sabida mi aversión a la corrección política... Por cierto ¿a quién le has votado tú?...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!