martes, 3 de marzo de 2009

Entre col y col...

... Pues una lechuga ¿no? ¿qué esperaban?
Esto se puede aplicar al paupérrimo panorama español-cinéfilo, donde a veces aparecen productos que, sin perder su vertiente comercial, aportan un saludable soplo de aire fresco; aunque hoy aprovecho la corriente y lo engarzo también con una película que va a caer próximamente (no se impacienten) y que ganó un premio importante...
CONCURSANTE es un frenético y muy divertido descenso al peor infierno posible: ser víctimas de nuestra propia estupidez. En menos de hora y media, el jovencísimo Rodrigo Cortés se apropia de los valores estéticos y narrativos de Tarantino o el propio Boyle para narrarnos cómo alguien que gana 500 kilos en un concurso termina en la miseria en apenas semanas. Para colmo (y no es un spoiler, la peli se inicia así), sabemos desde el principio que el protagonista nos habla después de morir trágicamente. A partir de ahí, la catarsis.
Sbaraglia no es santo de mi devoción, no creo que sea un gran actor, pero firma su mejor papel metiéndose en la piel de Martín Circo, un pobre hombre (reminiscencias de Capra) que se hace rico de golpe y porrazo, pero que no sabe medir las consecuencias de la tela de araña que le espera. Aquí no hay malos de opereta ni conspiraciones orquestadas desde las alturas, sólo se nos está contando que el sistema capitalista está ahí para devorarte y no dejar ni los huesos, lo que resulta bastante más inquietante si tienes hipoteca, letra del coche, tres créditos y a tu mujer zumbando como un Pepito Grillo a la inversa. Pues imaginen todo ello multiplicado por cien y obtendrán el quid de CONCURSANTE, como digo, un entretenimiento más que digno que no necesita dar lecciones de moralidad ni despilfarrar mil millones para aleccionarnos acerca del despilfarro... ¿les suena de algo? Cine español, sí. Capaz de toserle a cualquier barrabasada U.S.A. hueca y mentirosa con las que se nos bombardea constantemente. La recomiendo encarecidamente y me permito un pequeño consejo... Nunca confíen en quien no para de sonreír.
Saludos agraciados.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!