sábado, 14 de marzo de 2009

La huida constante

Parece increíble, pero en casi un año de actividad, en este blog hoy se va a dar cuenta sólo por segunda vez de otra de las numerosas obras maestras del maestro indiscutible John Ford. Yo es que lo de Ford lo veo tan obvio, tan difícil de rebatir, que me da hasta cosa ponerme a ello, pero lo cierto es que ya andaba un poco quemado con tanta chorradita recién estrenada. Háganme caso: cuando su confianza en el séptimo arte esté a punto de reventar cojan tres o cuatro títulos de Ford, los que sean, y gocen, disfruten del cine y su esencia...
THE GRAPES OF WRATH es otra de esas cumbres más allá del bien y del mal, un monumento a cómo se dirige, cómo se actúa, cómo se adapta la poderosa novela de John Steinbeck (de colosos hablamos) o cómo se hace tambalear a todo un sistema sin echar mano de gastadas demagogias neoprogresistas. Porque si alguna vez hubo un director que fue consecuente con la tarea de denunciar la estupidez humana, ese fue John Ford. En THE GRAPES OF WRATH, asistimos desolados a la trágica epopeya de Tom Joad en plena gran depresión, recién salido de la cárcel, en busca de su familia. Obligados todos a abandonar la tierra explotada y yerma, hacia la nueva tierra prometida de California, empujados por la fuerza más poderosa de este mundo, la fuerza del estómago vacío. Uno no queda igual tras ver esta impresionante película, su concepto del mundo resulta dañado y muchas convicciones acaban por ser vanas, puede palparse su falsedad. Porque no es sólo Henry Fonda más allá de la interpretación, no es sólo Jane Darwell dando una clase magistral de veracidad, no es sólo ese guión de un tal Nunnally Johnson adaptando a Steinbeck como si la novela misma palpitara a lo largo de esa narración que fluye con inusitada naturalidad, respetando la inteligencia del espectador ¡Cuánto tienen que aprender estos pequeños aprendices de director! Me refiero a los Fincher, Aronofsky, Boyle, Daldry, etc... Esos insignificantes y demasiadas veces endiosados "creadores" que olvidan que a Ford nunca le interesó la creación ni la autoría, sólo la eficacia milimétrica del artesano que pone las tripas y el corazón en el acabado final. Es posible que sólo exista un hombre en activo medianamente comparable a Ford, su nombre es Clint Eastwood... pero esa también es otra historia.
Hoy es todo un honor saludarles.

2 comentarios:

marguis dijo...

"Centaruros del desierto" esa maravilla que me saca de mi obsesión con las películas de acción malas que me trago día si y día también... John Ford solo hubo uno.

Vivian dijo...

Esta es una de las últimas de Ford que he visto y una de las que más me ha conmovido, en especial el personaje de Jane Darwell.
Una gran entrada para una obra maestra, por cierto, comparto tu opinión sobre Eastwood y creo que el tiempo te/nos dará la razón.


Un saludo

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!