viernes, 20 de marzo de 2009

Fragmentos de un género

DANCER IN THE DARK comienza dándolo todo. El espectador se sienta en la butaca y, al tratarse de una obra de Lars Von Trier, no sabe qué le espera. En la más completa oscuridad de la sala de cine, la banda sonora da comienzo de manera rotunda; luego nos daremos cuenta de la significación real de una apertura tan desconcertante.
Ya he dado cuenta abundantemente de mi particular relación amor/odio con el director danés, autor de interesantes reflexiones acerca del cine mismo y sus variantes, así como de bodrios infumables, pretenciosos y vacíos, donde se castiga al incauto espectador medio que pretende "saber" de cine viendo tonterías filmadas con luz natural. Y ciertamente que es peligroso.
Pero von Trier se dio cuenta a tiempo de que Dogma95 tenía fecha de caducidad y había que innovar, sí, pero sin renunciar.
Es DANCER IN THE DARK una película bien planteada y mejor resuelta que se hubiese prestado al descalabro sin la mano de un director hábil y concienzudo. Porque el musical conlleva una serie de peligros al no poderse mejorar lo que se hizo en su día en Hollywood; aquello era un mundo aparte y cerrado en sí mismo, no se puede volver a ello sin caer en la tontada revisionista. Y eso que von Trier, acostumbrado al más difícil todavía, se complica la vida como él solo. Por una parte, filma tres o cuatro secuencias musicales sin que se note la tramoya y sin desvariar del intenso dramón que se va desarrollando paralelamente. El dramón en cuestión es conocido por los que vieron la película y muestra una lacrimógena historia de madre abnegada y aquejada de una enfermedad que ha de realizar el sacrificio final por su hijo. A su alrededor todo es avaricia y egoísmo, mientras la cándida Selma, enroscada en su pequeña y oscura vida, iluminada sólo por su devoción a los musicales, da rienda suelta a esa difícil dicotomía entre fantasía y realidad, sobre todo si tenemos en cuenta que Björk no es actriz y me juego el cuello a que no va a repetir experiencia, menos aún con tamaño cacique de por medio.
Al principio impacta, luego se le ven las costuras y si somos capaces de un tercer visionado, entonces corremos a por SINGIN´ IN THE RAIN... ¿qué otra cosa podríamos hacer?
Saludos en la oscuridad.

2 comentarios:

Groupiedej dijo...

Otra vez coincidimos.
Yo ya hice una reseña en la que, como es costumbre mía con este director, pasaba más tiempo poniéndolo a caldo que otra cosa. Pero no hay que dejar de reconocer que lo supo hacer.
Y que la banda sonora es una preciosidad.
http://pasionesyotrosdesmanes.blogspot.com/2008/08/bailar-en-la-oscuridad.html

Capri c'est fini dijo...

A mí no me deja de impresionar esta película. Me parece impresionante que un supuesto musical tenga un final tan demoledor. Es como jugar con las reglas de los géneros. La pobre Björk quedó espantada del cine, pero su papel de Selma estaba perfectamente encajado en ella. Una pena que se pierde para otros papeles. Yo aún le sigo dando el voto de confianza a Von Trier, porque con joyas así no me puedo resistir.

Un saludo.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!