sábado, 18 de octubre de 2008

Gallos de pelea

Hay un abismo casi insalvable entre la forma de entender (hacer) cine en los orígenes del mismo y la actual. Cine bueno y cine malo; fácil separación e incompleta, pues no todo el mundo entiende las mismas cosas de la misma manera. Me pregunto qué aceptación tendría actualmente una película que se presentara como antibelicista y enfocara su discurso hacia una tierna y atormentada historia de amor y separaciones forzadas. Ahora mismo, según veo, la noción que tenemos de antibelicismo en el cine es REDACTED o THE THIN RED LINE o BORN IN THE 4th OF JULY o JOHNNY GOT HIS GUN... es decir, ni rastro posible del melodrama clásico.
En 1932, el sistema de estudios era una maquinaria tan imparable como bien pudiera serlo la misma guerra; el polinomio productor-guionista-director-estrella estaba tan perfectamente engrasado que sólo una crisis económica (¿les suena?) pudo llevar a cabo su particular "ocaso de los dioses", pero esa es otra historia. Como decía, allá por 1932, Frank Borzage, uno de los maestros del melodrama, adaptó la gran novela antibelicista (léase lo que pone unas líneas más arriba) A FAREWELL TO ARMS, de Ernest Hemingway, y contó, como no podía ser de otra forma, con lo más emergente del estrellato de aquel tiempo. Gary Cooper, galán aún en ciernes, lejos todavía de sus posteriores y magistrales registros, encarna al norteamericano íntegro y un poco alelado que no tiene nada que ver con la guerra en la que se ha embarcado; se enamora de Helen Hayes, una enfermera británica que encuentra en Cooper un desahogo ante la miseria y espantos de la guerra; y, por otra parte, como curioso contrapunto, y, probablemente, una de las grandes bazas del film, Adolphe Menjou como el médico italiano de Cooper que también quiere conseguir los favores de la enfermera. Quien haya visto la película sabrá de lo meloso de las escenas entre los dos tortolitos y de lo bien que viene Menjou para oxigenar la trama y dotar de ironía y vitalismo lo que podría haber quedado en un ejercicio lacrimógeno más.
¿Que como forma de hacer cine se ha quedado obsoleta? Es posible. Pero me gustaría añadir que es muy complicado (y el ejemplo podría estar en los films antes mencionados) sostener una superproducción basada en un fiero alegato contra la guerra con una historia de amor ribeteada de un fino sentido del humor en estos tiempos donde, muy a mi pesar, el artista se encuentra asfixiado por la tremenda explicitud de las imágenes que se difunden a diario por los infinitos canales distribuidores. Y ésa es, a mi modo de ver, la principal dificultad también para equilibrar un discurso respecto a lo que es actual y lo que se ha quedado antiguo, pues me arece un debate ciertamente gratuito.
Saludos contra cualquier guerra.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

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