jueves, 9 de octubre de 2008

Los reinos imaginados

Como ésta es una película que me apasiona, empezaré este delicioso recorrido diciendo que una de las imágenes más estremecedoras del cine está contenida en ella. La película, por supuesto, es EXCALIBUR y me refiero a la cabalgata de los caballeros de la mesa redonda con el trasfondo musical de Carl Orff, que ya es eterno y no me atrevería a decir quién le debe más al otro, pues Carmina Burana, hasta la inclusión de este fragmento, no pasaba de ser una extravagancia de snobs decadentes.
Sea como fuere, el caso es que John Boorman filmó en 1981 una película excelente, con excelentes actores y una excelente ambientación. La concisión (necesaria) con la que acometió el complejísimo texto artúrico de Sir Thomas Malory ha hecho, contrariamente a lo que piensa la mayoría, que EXCALIBUR no haya envejecido ni un ápice; al contrario, rezuma esa teatralidad, en ocasiones casi sombras chinescas, que me recuerdan (inevitablemente) al ALEXANDER NEVSKI de Eisenstein o a la fantástica NIBELUNGEN de Fritz Lang. La narración es abrupta, casi arrastrada, nos empapamos del "aire" celta que era verdaderamente el que pertenecía al mito de Arturo y sus caballeros; y, sin embargo, el ritmo nunca se resiente, estamos ante una película muy muy entretenida. No sabría por dónde empezar a describir sus aciertos, pues se tratan de muchos y de muy diversa índole. Los actores, por ejemplo, están soberbios. Nigel Terry (Arturo) da la talla, aunque luego poco más se supiera de él; fantástica una entonces desconocida Helen Mirren, de la que poco se puede decir ya a estas alturas; o el que creo que literalmente se sale de la pantalla, Nicol Williamson como un jocoso, socarrón e inolvidable Merlin.
Sobre el mito artúrico mucho (y muy malo) se ha visto en la gran pantalla (los nombres están en mente de todos), pero pocas veces hemos sentido como auténtico algo que, por otra parte, no es más que una leyenda; a ello contribuyó el excelente guión de Rospo Pallenberg y la inclusión de piezas clásicas como la mencionada al principio de la reseña o el Tristan e Isolda de Wagner. Boorman, director polémico e irregular, es autor se algunas obras muy buenas y otras... digamos no tan buenas. Entre las primeras figurarían DELIVERANCE o THE EMERALD FOREST y entre las segundas, las fallidas EXORCIST II: THE HERETIC (brrrrrr...) o THE TAILOR OF PANAMA (qué mala es, por dios). Todo esto si obviamos, claro está, su obra maestra POINT BLANK, aunque quizá les suene más si digo A QUEMARROPA.
Ahora que tan de moda se han puesto esos subproductos supuestamente "históricos", no estaría de más echar un vistazo a esta obra irrepetible que en ningún momento oculta el carácter mítico de la leyenda (ahí están las licencias), sino que lo utiliza en su beneficio, dotando al film de un acabado casi "prerrafaelita" que a mí me parece maravilloso.
Saludos desde Camelot.

1 comentario:

Groupiedej dijo...

Y yo que creía que era al único al que esta película le parecía maravillosa. Hace demasiado que no la veo, por cierto.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!