miércoles, 19 de febrero de 2025

Atrapados en el no-lugar


 

No se suele hablar mucho de THE STRANGER al citar la filmografía de Orson Welles; sea por el recelo que el propio Welles, que aquí se reservó el papel más antipático, siempre tuvo al montaje final, más del gusto comercial de la RKO. Me inclino a pensar que la mano de Juhn Huston en el guion (pese a no aparecer en los créditos), sumado a la presión por terminar el rodaje lo antes posible, diesen como resultado un film desacomodado, que funciona a tirones, y que aun así conserva un insólito aroma a modernidad narrativa, que algunos críticos han llegado a tildar de "tardoexpresionismo". Con todas las premuras de una serie B, el atropellado comienzo nos presenta a todos los personajes de una tacada: un nazi especialmente sanguinario que huye a un pueblecito estadounidense, donde le espera otro nazi que vive allí haciéndose pasar por un apacible profesor. Sin embargo, un agente especial sigue las huellas del primero, sin saber que se encontrará con el segundo. En lugar de una trama de espionaje, THE STRANGER es una disección inusual de personajes, partiendo de la idiosincrasia del pueblo, cuya habitual tranquilidad se ve paulatinamente desestabilizada. Siempre a la contra, Welles propone un thriller al revés, sin que tengamos que adivinar quienes son los malos y los buenos, mientras cada personaje parece sumido en una duda existencial, que les hace dar vueltas sobre sus dudas y certezas. Valga la descabellada decisión del personaje de Welles asesinando y ocultando el cuerpo de su supuesto camarada, justo en su noche de bodas, o el agente interpretado por Edward G. Robinson, que llega dispuesto a investigar sin mayor problema, pese a haber quedado inconsciente varias horas tras un ataque del hombre al que persigue. Incongruencias aparte, merece la pena rescatar este desapacible trabajo de un cineasta que nunca fue fácil de abordar, y que personalmente me parece un ejemplo muy premonitorio del thriller dislocado y juguetón de los hermanos Coen, no tengo ninguna duda de ello.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

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