martes, 11 de febrero de 2025

Jaque mate


 

Tan cerca como estamos ya de los oscar, me ha sobrevenido la necesidad de volver a ver LA DIAGONALE DU FOU, ganadora hace cuarenta años de la estatuilla a mejor película de habla no inglesa, y con toda seguridad la que mejor ha retratado el siempre complejo mundo del ajedrez. Con el trasfondo de la disputa del campeonato del mundo en Ginebra, que enfrenta al viejo campeón Akiva Liebskind, baluarte de los valores del decadente comunismo soviético, y el joven e impetuoso Pavius Fromm, que en su exilio representa la disidencia del telón de acero. Así, a lo largo de doce largas partidas, se escenifica la distancia sideral entre los dos contendientes, pero también cómo el deporte va cediendo paso a los intereses de quienes en realidad les manejan. Políticos implacables, representantes sin escrúpulos y los admiradores que, de una forma u otra, también dan forma al sesgo del partidismo inconsciente. Liebskind (inmenso Michel Piccoli), enfermo del corazón, va comprendiendo a su oponente desde el desprecio inicial, mientras el aspirante Fromm va atenuando sus excentricidades y acaba por comprender que esa partida va mucho más allá de ser o no campeón. La escena final, conmovedora y elocuente, es una partida estrictamente mental, en la que los dos jugadores se muestran como dos seres humanos que se admiran y respetan. La derrota final de los manipuladores.
Si les gusta el ajedrez no deben perdérsela; si no, tampoco.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!