viernes, 28 de febrero de 2025

Películas para desengancharse #133


 

No son pocos los que, con mirada fruncida, me han dedicado la pregunta inevitable "¿De qué diablos va este monográfico?". Mi respuesta, invariable y resonante, es que no estoy muy seguro de saberlo, pero sé que sólo puede ser de la manera que es. Dicho esto, era imposible que no estuviese, en un momento u otro, SCARFACE; o esa oda al exceso descontrolado, en el que puede ser un rodaje cocainómano por excelencia ¿Cabe mayor desenganche cinematográfico? En puridad, prefiero hablar del meteórico (y estrafalario, y bipolar, e indefendible) ascenso y posterior caída de Tony Montana, o la iniquidad y chulería de un tipo sin talento ni moral, ni nada que se le parezca, que se resumen en el taquicárdico montaje, el guion cuesta abajo sin frenos y, por supuesto, la incontrolable y excesiva interpretación (a una pulgada de la autoparodia) de un Al Pacino que nunca (y es mucho decir) estuvo tan pasado de rosca. SCARFACE es puro de Palma, empero y aunque pese, y ya es mérito recolocar los zapatazos de Oliver Stone a la novela original, que parece una mofa a la obra maestra de Hawks y Hecht, y no el homenaje que inesperadamente cierra este film, que despierta tanta admiración como rechazo desde su controvertido estreno. Al igual que su protagonista, la película nos mira por encima del hombro, ese inclasificable "gangster-cuñado", soltando consejos, soflamas e invectivas, para terminar, en una de las imágenes más icónicas de los últimos 50 años, con la mirada perdida, la pistola en la mano y la solapa espolvoreada. También me han preguntado si la recomiendo. Mi respuesta es que no tanto como CARLITO'S WAY (la gran obra maestra de su autor), pero mucho más que todos los refritos, sofritos y copias burdas que después de ésta han nutrido al victimista sistema de "industria sin industria", cautivo de la evidente orfandad de (parafraseando a Montana) "palabra y pelotas"...
Ahí queda eso.
Saludos.

jueves, 27 de febrero de 2025

La llamada de lo salvaje


 

Como se acaba de estrenar, me reservo mucho adelantar casi nada del argumento de WOLFMAN, aunque, ya desde el título, haya poco misterio. Tan sólo decir que tiene cosas muy interesantes y otras directamente incomprensibles, cuando no ridículas. Leigh Whannell reconstruye todo lo ensayado en EL HOMBRE INVISIBLE, aportando una mayor contundencia, pero cayendo en el mismo error de inconcreción crónica, que da la impresión no de un trabajo cohesionado, sino una retahíla de ocurrencias, más o menos certeras, hilvanadas casi siempre por el buen hacer de un reparto solvente y comprometido. El arranque, por ejemplo, está magníficamente rodado, y con un par de pinceladas construye todo lo que después podemos intuir que debe ocurrir. Lamentablemente, en menos de media hora, Whannell obvia el impacto súbito y desdeña cualquier elemento sorpresa, dejando al espectador expuesto a su propia incredulidad, y de paso rematando con un final no ya tramposo, sino que se ve venir, por su falta de sutileza, desde muy pronto. Hay quien audazmente ha visto trazas de Cronenberg en una historia que indaga, sobre todo, en un proceso de transformación subjetiva; para ello, yo al menos hubiese pedido, ya que estamos, no exponer lo subjetivo tan expresamente, y haber tenido algún guiño al misterio de lo desconocido. Pero claro, en el territorio del género de nuevo cuño, eso equivale a no comprender las razones por las que, en un film de 90 minutos, hay 12 posteriores de créditos... Será que somos unos antiguos...
Saludos.

miércoles, 26 de febrero de 2025

Bastante vacante


 

¿Que había una película dirigida por el que un poco más tarde adaptó el best seller de Tabucchi Con John Lydon haciendo de un tipo tan pirado que se entrega a un detective como el buscadísimo "asesino de policías"? ¿Que el detective era nada menos que Harvey Keitel haciendo el mismo papel que en la de Ferrara, solo que fumando puros y bebiendo leche? ¿Que la mítica Sylvia Sidney salía, ya muy mayor, tres o cuatro minutos? ¿Que la banda sonora la hizo Ennio Morricone, pero es una nota sostenida de bajo y una canción country? ¿Que se rodó en 1981 pero no se estrenó hasta tres años después y de milagro? Pues sí, todo eso y aún más es ORDER OF DEATH... o COPKILLER... o L'ASSASSINO DEI POLIZIOTTI, que para eso transitamos el proceloso mundo de la coproducción montaraz. Esto debería ir un domingo, pero tenía la sensación recurrente de que algo se me escapaba, mientras asistía atónito a un guion que exponía sin pestañear a un policía corrupto, al que no se le ocurre otra cosa que secuestrar al tipo que se presenta como "asesino de policías", cuyas acciones son tan testimoniales que parecen una excusa de lo más peregrina. Toparse con esta película es una de esas anomalías a las que te resistes a dar una explicación plausible, de no ser que en aquellos tiempos había quien se liaba la manta a la cabeza y te cascaba un rodaje a toda hostia con el mínimo de recursos. Y el caso es que ni siquiera está mal rodada (Faenza tiene una trayectoria más que digna), sino que cada elemento parece desubicado, como reciclado de otras cosas abandonadas. 
Maravillosa para genuinos freaks del coleccionismo atroz. Va sin subtítulos, aviso.
Saludos.

martes, 25 de febrero de 2025

Errar el tiro


 

Ningún título más acertado para describir una película como THE GORGE, que se acaba de estrenar en Apple TV+. Una película con un planteamiento más que interesante, que se desentiende muy pronto de todas sus premisas, para convertirse en un catálogo de lugares comunes, todos prestos para satisfacer necesidades inmediatas, como comida rápida y sin complejos. Y si no, ustedes mismos: un abismo en ninguna parte, custodiado por dos torres a cada extremo, con un reemplazo anual de cada vigía, cuya misión no es cuidar de que nadie caiga, sino que nada salga. La idea es cojonuda, e incluso se le puede perdonar la rudimentaria metáfora de los dos bloques políticos, expuestos como centinelas del orden mundial. Lo que viene tras la interesante introducción es un despropósito, con el oficio habitual de su director, dos protagonistas que no desentonan con lo que se les requiere, pero un despropósito en el que el suspense terrorífico da paso (atención) a una comedieta romántica sin pies ni cabeza, una trama conspiranoica de novela barata y, para remarar, un desfile de CGI vergonzante y ramplón. Todo para alargar hasta las dos horas una cosita que se podría haber hecho incluso como un cortometraje.
Sólo la recomendaría para un domingo de resaca sin ganas de pensar mucho. Lo dicho: comida rápida.
Saludos.

lunes, 24 de febrero de 2025

Nuevas caras


 

También vista en Sitges, GRAFTED es una película tan loca, tan desprovista de prejuicios, que todos sus fallos y excesos, que son muchos, se perdonan al instante. Y no sólo (que también) por ser la primera película de su joven directora, sino por suponer la cara gamberra (y es mucho decir) de esa especie de "big sensation" que ha sido THE SUBSTANCE. Con una excusa argumental prácticamente calcada, nos cuenta la historia de Wei, una joven china que padece un extraño síntoma que degenera su rostro, el mismo que su padre, que vive obsesionado con encontrar una cura, pero tras fallecer en un trágico (y escabroso) accidente, Wei se ve obligada a trasladarse a vivir con su tía en Nueva Zelanda, con el firme propósito de continuar la investigación. Y estamos ante un film tan excesivo como su hermana mayor, menos refinada, pero también menos pretenciosa; un desfile de atrocidades, a menudo incongruentes (la escena central es un wtf en toda regla), que se maneja en los terrenos del tan manido body horror, sin perder de vista referentes como el primer Peter Jackson (al fin y al cabo, también neozelandés) o el sentido del humor, viscoso y punkarra, de joyas como RE-ANIMATOR. 
Dura hora y media, se ve como un tiro y, para el presupuesto que maneja, es más que digna si no se le pide más de lo que realmente quiere ofrecer.
Saludos.

domingo, 23 de febrero de 2025

Rincón del freak #636: Gitanito hereditario no parte peras con los criptopayos


 Lo más divertido que ha dejado esta semana es ver a un montón de subnormales estafados por otro subnormal, con el agravante de no sé qué historia de fraternidades, libertades y otras sustancias menos diagnosticables. Es cosa de risa asombrada, de frotarse mucho los ojos, pero no deja de suponer la constatación de que vivimos una simulación en toda regla, en la que el fondo verde, la tramoya, han absorbido la complicidad genuina, convirtiendo el cuerpo y el entorno en espacio físico aunque intangible. O dicho de otro modo: pasarse de listo no es lo mismo que pasarse de inteligente. Esta dulce payasada me ha hecho pensar en una película de las de fondo de armario, pero muy al fondo, titulada LARGO WINCH, en la que un supermillonario (no sabemos por qué) adopta un niño yugoslavo (¿?), que luego resulta ser un jovenzuelo que prefiere la capoeira mochilera que los bienes raíces (acabáramos), pero exterioriza su indignación de heredero bastardillo (aunque no varíe la expresión bobalicona en todo el film) a la muerte del adoptador, que desencadena el consecuente terremoto sucesorio. Ahí, como si SUCCESSION se hubiese encontrado con JOHN WICK, pero no lograse superar un anuncio de Paco Rabanne, que por otra parte me parece el porno perfecto para un criptobro de esos. No merece la pena, es mejor ver el telediario argentino, por lo que sea...
Saludos.

sábado, 22 de febrero de 2025

Coches de choque


 

Pensaba estructurar esta reseña del mismo modo en que Yorgos Lanthimos lo ha hecho con KINDS OF KINDNESS, su último trabajo; esto es, en tres episodios que a simple vista pueden parecer distanciados unos de otros, pero mantienen un hilo común que, curiosamente, termina por ser el mayor lastre de esta especie de epopeya de la "incapacidad moral", siempre según el punto de vista de un autor cuyo grado de misantropía ha decrecido paralelamente a su necesidad de "hacerse entender" en un mundo tan devaluable como es el del circuito comercial. No lo haré por tanto, y me quedaré con lo mejor y lo peor, que son, por orden, el trabajo de Jesse Plemons en el primer segmento, que incomprensiblemente se desarrolla sólo a medias, dando paso a otros dos de mucho menor interés. En este inicio, el protagonista, un hombre de vida acomodada, es requerido por su jefe para realizar diferentes actos de obediencia ciega; a la negativa de uno de ellos, pierde sus privilegios, y con ellos prácticamente toda su vida. La intención de Lanthimos es clara: caligrafiar nuestros miedos y servidumbres habituales, despojándolos de sus máscaras sociales, lo que redunda en una escatología del exceso a veces estomagante, y que en este film apenas logra rozar en algunos pasajes bien ejecutados, llegando a evocar aquel shock primerizo que era CANINO, del que ahora sólo conjuga repeticiones lujosas pero sin alma. Más o menos lo que parece querer denunciar el director griego, pero cayendo en su propia emboscada. El título de la reseña hace referencia al desenlace, que me hizo resoplar, por manido y cansino.
Son casi tres horas, así que ustedes mismos.
Saludos.

viernes, 21 de febrero de 2025

Películas para desengancharse #132


 

Se me hace complicado imaginar un film como MISSING hoy día. El debut de Costa-Gavras en Hollywood sonó como un mazazo, seco e inesperado, en las mismas entrañas de una industria sumida en los dulces laureles de la recién inaugurada "era de la evasión" de la administración Reagan. El director francés aprovechó con creces la posibilidad de explotar los recursos de una major, para crear una obra única del cine de denuncia, que señalaba con el dedo a una dictadura, la de Pinochet, pero cuyo discurso podría ampliarse a cualquier régimen de terror. El extraordinario guion (ganador del oscar), adaptaba la novela de Thomas Hauser, y su deliberada estructura nos sume en el mismo infierno (los nueve círculos se quedan cortos) que sus protagonistas, unos desconsolados esposa y padre, que remueven cielo y tierra para buscar el marido e hijo, desaparecido justo cuando intentaba salir del país. MISSING se debe por entero a la portentosa interpretación de dos colosos, Jack Lemmon y Sissy Spacek, que forman un tándem deslumbrante, y la humanidad va aflorando entre ambos desde las reticencias iniciales, mientras la sombra de la tragedia cobra forma en un ambiente insoportable, mezcla de desidia y corrupción, en el que el padre, un empresario de ideas más bien conservadoras, abre los ojos de la forma más cruenta posible. Olvidada y apenas rescatada por algún cinéfilo nostálgico, se trata de una película "europea en el corazón alquilado de América", y cuyo discurso nunca elude las esquinas más inhóspitas del asunto que trata, y que culmina con un final desolador, pero del que germina un extraño brote de esperanza, a lo que contribuye también la partitura de Vangelis, en su punto más alto de creatividad. 
Por todo ello y por la cátedra de Lemmon, se hace inestimable en días de desenganche de compromisos vitales.
Saludos.

jueves, 20 de febrero de 2025

Bambi y los cazadores


 

Con muchos recelos me acerco a AKU WA SONZAI SHINAI (EL MAL NO EXISTE), último film del cineasta japonés Ryûsuke Hamaguchi, y todos provenientes de la sensación de "estética vacía" que me dejó DRIVE MY CAR, con la que no comparto el elevado entusiasmo que suscitó en su estreno. El resultado, al menos en su primera mitad, es más que satisfactorio, con una depurada visión acerca de la calmada y respetuosa vida de una comunidad rural, que se ve amenazada por la inminente construcción de los típicos y horrorosos resorts de lujo (aquí los llamamos erróneamente "casas rurales"), que además suponen un desastre ecológico, al contaminar sus aguas. Esto abarca desde que dicha comunidad nos es presentada, hasta la entrevista de los delegados de la empresa (la mejor escena con diferencia), para seguidamente tomar una deriva en mi opinión incomprensible, que desemboca en un final sensiblero, innecesario y ligeramente paródico. La película, a mitad de camino del cine de denuncia social y un contemplacionismo de dura justificación, se crece cuando lo que cuenta es comprensible, construyendo unos personajes complejos y que hacen avanzar la trama. Lamentablemente, me parece que Hamaguchi tiende a relamerse innecesariamente, o a convertir sus historias en pasto para los aborrecedores del "cine cultureta", como si quisiera contentar a unos y otros. Y eso, normalmente, no sale bien.
Es una buena película porque está rodada estupendamente, pero yo a este director le exigiría algo más de claridad en el tono.
Saludos.

miércoles, 19 de febrero de 2025

Atrapados en el no-lugar


 

No se suele hablar mucho de THE STRANGER al citar la filmografía de Orson Welles; sea por el recelo que el propio Welles, que aquí se reservó el papel más antipático, siempre tuvo al montaje final, más del gusto comercial de la RKO. Me inclino a pensar que la mano de Juhn Huston en el guion (pese a no aparecer en los créditos), sumado a la presión por terminar el rodaje lo antes posible, diesen como resultado un film desacomodado, que funciona a tirones, y que aun así conserva un insólito aroma a modernidad narrativa, que algunos críticos han llegado a tildar de "tardoexpresionismo". Con todas las premuras de una serie B, el atropellado comienzo nos presenta a todos los personajes de una tacada: un nazi especialmente sanguinario que huye a un pueblecito estadounidense, donde le espera otro nazi que vive allí haciéndose pasar por un apacible profesor. Sin embargo, un agente especial sigue las huellas del primero, sin saber que se encontrará con el segundo. En lugar de una trama de espionaje, THE STRANGER es una disección inusual de personajes, partiendo de la idiosincrasia del pueblo, cuya habitual tranquilidad se ve paulatinamente desestabilizada. Siempre a la contra, Welles propone un thriller al revés, sin que tengamos que adivinar quienes son los malos y los buenos, mientras cada personaje parece sumido en una duda existencial, que les hace dar vueltas sobre sus dudas y certezas. Valga la descabellada decisión del personaje de Welles asesinando y ocultando el cuerpo de su supuesto camarada, justo en su noche de bodas, o el agente interpretado por Edward G. Robinson, que llega dispuesto a investigar sin mayor problema, pese a haber quedado inconsciente varias horas tras un ataque del hombre al que persigue. Incongruencias aparte, merece la pena rescatar este desapacible trabajo de un cineasta que nunca fue fácil de abordar, y que personalmente me parece un ejemplo muy premonitorio del thriller dislocado y juguetón de los hermanos Coen, no tengo ninguna duda de ello.
Saludos.

martes, 18 de febrero de 2025

Farallón ornamentalista


 

Ahora que se nos ha ido David Lynch, es la oportunidad perfecta para poner en su justa medida imbecilidades milimetrizadas como WICKED, tan alejadas de la libertad creativa del genio de Montana como gratuitamente elogiadas por una crítica aparentemente extasiada por los fuegos de artificio. Habría que tener arrestos para adentrarse en el auténtico sentido de la obra de L. Baum, que no era otro que exponer ese "traje nuevo del emperador", cuando el arte no puede evitar ser artificioso, haciendo esa goma siempre controvertida de "lo popular vs. lo elitista". Debe haber un punto medio (Lynch lo encontró varias veces), pero no lo veo por ningún sitio en estas bostezantes casi tres horas de copia/pega de tantas y tantas y tantas otras producciones similares, con una lista recurrente que nos llevaría hasta varios folios de descargo. WICKED es lo que es, un merengue con nubecitas rosas, y también un consejo exultante de cocainómano arrepentido, y es un conejo muy gordo para salir de la chistera, y la constatación de que los actores sólo actúan bien si están bien dirigidos. El señor Chu se ha curtido haciendo clips para Justin Bieber, lo que explica la mayoría de cuestiones surgidas a partir de este émulo indisimulado (y ya es decir por mi parte) de HARRY POTTER, en el que no hay un solo personaje capaz de superar el encasillamiento más burdo y torpón. Curiosa y divertida cuestión, por cuanto la inclusividad es, y cómo no, un lastre repleto de jarrones humanos, o "gente obediente haciendo bulto". Es como escuchar los vomitivos elogios de parte de una prensa deportiva servil y amamantada hacia un futbolista mediocre que milita en un equipo que va de blanco, o yo no sé un carajo de absolutamente nada, que también podría ser.
Aburrida, cursi, repetitiva e hiperventilada. Si esto es volver a sentirte como un niño, mi infancia debió ser otra cosa...
Saludos.

lunes, 17 de febrero de 2025

El monstruo en el armario


 

Aparecer en los créditos como Spider One no debe ayudar mucho a que te tomen en serio, a menos que tu ego sea resiliente, tengas un gran padrino o tengas la oportunidad, única y cojonuda, de reunir a tres nombres míticos del terror reciente, como son (nada menos) Barbara Crampton, Heather Langenkamp y Bonnie Aarons. Aunque todo se aclara si su hermano es Rob Zombie, claro. Sea como sea, el tercer largometraje de este señor, que está cercano a los sesenta palos, no es un desastre absoluto, básicamente por tener una premisa argumental bastante ingeniosa, o por algunas resoluciones que, dentro de la modestia de su producción, intentan desmarcarse de líneas más o menos homogeneizadoras. LITTLE BITES estuvo en este último Sitges, y nos contaba el terrorífico día a día de una mujer que se ve obligada a alimentar con su cuerpo a un monstruoso ser, que se hospeda en una de sus habitaciones, como drástico pago para que no devore a su hija pequeña, que se encuentra junto a su abuela. Problemas, todos. Desde la inconcreción del origen del monstruo, que simplemente "está ahí", las apariciones aleatorias de unos secundarios que aportan poco más allá del autohomenaje, o las evidentes carencias de presupuesto, con una puesta en escena que roza lo amateur. En lo positivo, el carisma de Krsy Fox, la falta de pretensiones y, sobre todo, el trabajo de Jon Sklaroff caracterizando a un monstruo que da bastante mal rollo, por tratarse de un ente que razona, e incluso plantea dudas sobre quién es el malo en una relación veladamente sadomasoquista. Da un poco de rabia, porque el guion no es tan malo, pero el resultado, sindo generosos, es flojito.
Saludos.

domingo, 16 de febrero de 2025

Rincón del freak #635: Honor al chancleteo o ambiciones irreverentes


 

A los directores les digo que no compren lotería. No dudo de su buena fe a la hora de armar una peliculita con formato muy digital, que seguramente sólo pueda encontrarse (con suerte) en el fondo de alguna plataforma, tirando de un vestuario de furor en Estudio 1, actores y actrices que demasiado bien lo hacen para estar tan mal dirigidos, emular los gentíos con ruidos fuera de campo porque no hay extras, pero tu idea genial para promocionar "esto" es titularlo nada menos que WITCH, a secas. Me recuerda a los popes caducifolios de las "news" en rrss magnificando a pobre pez abisal que apareció en las costas tinerfeñas: pasada la fiebre, el animalito sólo medía seis centímetros...
Debería inventarse el término "cine deep web".
Saludos.

sábado, 15 de febrero de 2025

El robot por los suelos


 

El otro día me llegaba un supuesto video muy cómico, en el que una reportera, con la mejor de las intenciones, palmeaba a un robot de ultimísima generación, que supongo debe costar billones, y que era presentado como el futuro en cuestiones laborales, al soportar una carga de trabajo impensable para un humano, con el resultado de tan excelso prodigio mecánico dando un caretazo que ni Pepe Viyuela y su escalera. Sin reírme lo más mínimo, pensé en el emperre de mecanizarlo todo con la falacia de hacernos la vida "más confortable", cuando lo más probable es que las máquinas, de tener conciencia, nos mandarían a freír espárragos a la menor ocasión, antes de dejarse humillar en cualquier festival hi-tech. Como antídoto infalible, propongo el visionado de LA CHIMERA, la preciosa y doliente fábula de Alice Rohrwacher, que demuestra que probablemente sea la cineasta con más corazón (y es una cualidad inestimable) de una actualidad cinematográfica, a menudo imbuida en sus mierdas intelectualoides. LA CHIMERA es una (otra) maravilla de narrativa naturalizada, a la que cuesta cogerle el pulso al principio, pero que (en genial analogía) guarda valiosísimos tesoros en su emocionante trama. Tenemos al protagonista, Arthur, una especie de zahorí de reliquias, que se establece en una zona supuestamente infestada de tesoros etruscos, aunque su obsesión sería encontrar a su amada, cuyo recuerdo es opacado por la codicia de ladrones y marchantes. Rohrwacher narra sin que sobre una coma, con pulcritud pero sin temer mancharse de barro, de amores y amoríos, de amistades e intereses, y de soledades y camaraderías; y su cine pertenece (lo dije respecto a LAZZARO FELICE, su gran obra maestra) a una época que, aun sintonizada con la actual, nos lleva de cabeza al tiempo de los abrazos, en los que la maldad podía ubicarse con facilidad, sin posverdades, y neutralizar sus plagas y enfermedades, invisibles pero letales. Ver al robot caerse de bruces parece divertido, pero preguntémonos por los agraviados a los que nadie cita.
Una fiesta para cualquier cinéfilo. Imprescindible y hermosísima.
Saludos.

viernes, 14 de febrero de 2025

Películas para desengancharse #131


 

Que no nos hablen a los españoles de lo que fue Franco, y menos, los españoles. Que no nos den lecciones los payasos que se aprenden la lección como papagayos de dos colores, y que no nos digan que los ridículos, los meapilas, no son siempre los más peligrosos. La única forma de representar al inventor de los patriotas de pulserita es, no queda otra, llevarlo hasta el espejo donde nunca se quiso ver, el de un niño grande jugando con pistolas, rompiéndole el alma y el plato a esos que decía amar, de la misma forma que las sotanas escondían amor puro y candoroso. Da pavor el Franco interpretado progiosamente por Juan Echanove en MADREGILDA, esa astracanada, genial y dolorosa, en la que Francisco Regueiro y Ángel Fernández Santos invocaban, a partir de los fantasmales fotogramas de una Rita Hayworth tan cancelada que ni siquiera la vemos, hasta la locura de un improbable coronelillo con alma de trapero, que glorifica a su esposa, violada por un regimiento "para alzar la moral". El caudillo, el coronel Longinos, una especie de clérigo borracho, y hasta Millán Astray, se conjuran un los primeros viernes para echar un mus en la taberna de un moro acojonado y acojonante, aunque aquello no es más que excusa de besamanos, comepollismo y humillación ante lo que no es más que bebé grande y caprichoso, que sólo bebe leche e intercambia estampas de pinocho en el váter. MADREGILDA es exagerada, mutante, como si fuera un cruce entre Buñuel y Aleksei German, y conserva un rarísimo aroma de ensoñación, o pesadilla recurrente y circular. Y Regueiro, aún nonagenario, se despidió en mi opinión pronto con este corte de mangas que resuena muy fuerte en estos tiempos de posverdad, porque no habría cojones para desengancharse de esta desmemoria que sabe a leche condensada ya agria.
Subo la apuesta.
Saludos.

jueves, 13 de febrero de 2025

La soledad del observador de fondo


 

Como ya habrán adivinado, quienes esto siguen, lo poco o nada que me han importado los Goya de este año, me veo obligado a hablar de un director que nunca ganará uno, por afrancesado (que tampoco tiene nada que ver) y por modelno, y por bocazas también. Aunque Albert Serra sea, desde hará unos veinte años, el renovador más radical y estimulante de un cine, el de aquí, que quiere saber poquito de él, por lo que se ha visto obligado a tocar (fíjese) el tema taurino. PACIFICTION va de otra cosa, va de algo que me parece que es la primera vez que aparece en pantalla, la tribulación de un alto comisionado gabacho en Tahití, aunque en realidad va (atención) de lo cabrones que son los inventores de la baguette, que se compran un prostíbulo en mitad del Pacífico para después hacer pruebas atómicas. Así contada, y conociendo al de Banyoles, pareciera que equivoquéme de día, mas impera poner orden y aclarar que PACIFICTION son casi tres horas hipnóticas, arrebatadoras, que se sostienen en una excusa argumental que cabe en un folio, pero que oculta una complejidad inabarcable, la de los tejemanejes geopolíticos a los que el "primer mundo" somete a los nativos de cualquier Arcadia incauta. A mí me ha encantado, y Benoît Magimel, al que normalmente soporto poco, está en modo estrella superlativa, con más de un guiño al Geoffrey Firmin de Albert Finney en BAJO EL VOLCÁN. Su personaje, atildado pero no demasiado, exquisito pero no demasiado, inteligente pero no demasiado, es ese fantasma colonial de otro tiempo y otro mundo, incapaz de una acción que le reconozca como humano, pero indignado ferozmente a la menor crítica a una labor que, observada con atención, es más absurda de lo que parece. Yo soy consciente de lo que digo, y sé que a Serra se tiene que venir ya estudiado, pero no voy a dejar de recomendar una película que, de ser algo, es irremediablemente fascinante.
Saludos.

miércoles, 12 de febrero de 2025

Ranas de hoy en día


 

Los príncipes azules ya no son lo que eran. A lo mejor siempre fueron esa mezcla indolente de cuna privilegiada, jaula de oro y tontos del culo, que es en lo que te conviertes si no has movido un dedo para tenerlo todo. El gran valor de ANORA no es su visión, sucia, realista y desencantada de grandes movilizaciones hacia la desemancipación como PRETTY WOMAN o LA CENICIENTA, sino la distancia que toma de todos y cada uno de sus personajes, lo que le permite a Sean Baker realizar una gozosa e hipnótica declaración de amor a la screwball comedy clásica, y en sus mejores momentos al también homenaje de Scorsese en AFTER HOURS. Baker compensa su falta de concisión con la honestidad de su mirada, y sus imágenes no son sólo magnéticas, sino que esconden multitud de intenciones. Repleta de personajes que repelen cualquier tentación arquetípica, ANORA es la historia de un batacazo emocional, un aprendizaje vital exprés, pero tanto o más como una mordaz disección de las clases sociales más elevadas, acostumbradas a rodearse de una legión de cortesanos atemorizados, y que no saben que también se les puede llevar la contraria. Su protagonista (una magnífica Mikey Madison) es la chica que, sin saber cómo, cree haber encontrado un billete premiado de lotería; y en el camino que transita hasta los pedazos diseminados de ese premio, no vemos a una aprendiz de princesa que ha tenido su merecido, ni a una valiente heroína que se agarra a su dignidad como único arma. En realidad, todos podemos traducir su inenarrable odisea como lo único que realmente podría pasar en un caso tan improbable como el suyo, y por ello, al final del camino, todos estaremos un poco más a su lado, que es lo que necesitamos al fin y al cabo. Puede ser en un strip-tease, en un abrazo o en una mirada cómplice: las personas sólo son nada menos que personas...
Saludos.

martes, 11 de febrero de 2025

Jaque mate


 

Tan cerca como estamos ya de los oscar, me ha sobrevenido la necesidad de volver a ver LA DIAGONALE DU FOU, ganadora hace cuarenta años de la estatuilla a mejor película de habla no inglesa, y con toda seguridad la que mejor ha retratado el siempre complejo mundo del ajedrez. Con el trasfondo de la disputa del campeonato del mundo en Ginebra, que enfrenta al viejo campeón Akiva Liebskind, baluarte de los valores del decadente comunismo soviético, y el joven e impetuoso Pavius Fromm, que en su exilio representa la disidencia del telón de acero. Así, a lo largo de doce largas partidas, se escenifica la distancia sideral entre los dos contendientes, pero también cómo el deporte va cediendo paso a los intereses de quienes en realidad les manejan. Políticos implacables, representantes sin escrúpulos y los admiradores que, de una forma u otra, también dan forma al sesgo del partidismo inconsciente. Liebskind (inmenso Michel Piccoli), enfermo del corazón, va comprendiendo a su oponente desde el desprecio inicial, mientras el aspirante Fromm va atenuando sus excentricidades y acaba por comprender que esa partida va mucho más allá de ser o no campeón. La escena final, conmovedora y elocuente, es una partida estrictamente mental, en la que los dos jugadores se muestran como dos seres humanos que se admiran y respetan. La derrota final de los manipuladores.
Si les gusta el ajedrez no deben perdérsela; si no, tampoco.
Saludos.

lunes, 10 de febrero de 2025

Echamos de menos al astronauta


 

Poco que comentar de PENDANT CE TEMPS SUR TERRE, que estuvo en competición en Sitges, y que tiene mejores intenciones que resultados, proponiendo una mezcla de ciencia ficción y drama intimista, que se entiende sólo a medias, y que hubiese ganado más quedándose con la intensa interpretación de Megan Northam, que finalmente es lo mejor de una película que no logra cuajar ninguno de los muchos interrogantes que plantea. Ya es difícil integrarse en la premisa de esta joven, que trabaja en un geriátrico, y que ha perdido a su hermano en una misión espacial. Pero aún lo es más cuando empieza a recibir extrañas señales que supuestamente provienen del espacio exterior, en las que una ¿entidad extraterrestre? le insta a realizar un gran sacrificio con tal de volver a ver al desaparecido. Es una premisa argumental que juega con el absurdo, pero sin un gramo de humor, ni tampoco demasiada inteligencia, y tampoco ayudan los tímidos acercamientos al terror, innecesarios en mi opinión. Mejor es el drama interior, el dolor de una joven incapaz de superar su situación, pero todo ello planea con aire de desgana, intentando apresar un cierto aliento poético, que su director y guionista (mucho más recomendables sus films animados) muestra como artificios o recursos. 
Pasable, pero poco más.
Saludos.

domingo, 9 de febrero de 2025

Rincón del freak #634: La era del aburrimiento ya está aquí


 

La valentía de filmografías como la polaca (y de Europa del Este en general), siempre ha sido abordar los temas más espinosos y trascendentales desde la convicción de no dejarse nada en el zurrón, independientemente de los medios con los que contara, casi siempre escasos. La ciencia ficción, por ejemplo, nos ha dejado joyas originalísimas, de las que luego han bebido otros más afamados, cuyas fuentes, sorprendentes, nos dan la medida de la sugestión de los métodos de producción. Film de culto por excelencia, O-BI, O-BA: KONIEC CYWILIZACJI aprovecha hasta las heces el espacio único de una gigantesca cueva en el interior de una montaña, donde el último reducto de la humanidad se ha refugiado tras el apocalipsis de una guerra nuclear, que ha arrasado con absolutamente todo. Allí, deambulando como seres sin propósito, esperan la llegada del "Arca", que vendrá a recogerles y llevarle hasta un lugar paradisíaco. El protagonista, un hombre que oscila entre la creencia y el desapego, sobrevive gracias a la cubertería que ha reservado, y que los "alquimistas" se encargan de convertir en moneda de cambio, ya que está prohibido acuñar. La película nos "muestra sin mostrar", siendo lo más interesante asistir a esa sociedad artificial y zombificada, que prácticamente se deja morir de apatía, mientras repite el mantra de esa "llegada cuasidivina", con la sospecha de que se trata de un mito, y que sólo un cambio de actitud podría salvar de la extinción a esos últimos supervivientes. Un puñado de habitaciones arrasadas, cuevas iluminadas por tubos fluorescentes, y una fotografía depresiva y apagada, son suficientes argumentos para acercarse a esta mítica cinta de 1985, en el que el fin de la especie no era otro que anclarse a una creencia falsa pero inmanente... y no lo veo tan descabellado.
Saludos.

sábado, 8 de febrero de 2025

Ni wokes ni pollas en vinagre


 

En plena imbecilidad globalmente aceptada, en la que se han tirado por el sumidero la mayoría de conquistas por la libertad que de verdad importa, no la del siniestro y engatusador neoliberalismo, me queda más claro que nunca que la reconquista llegará por el humor o no llegará. Hay que ser más listos, más valientes, más deslenguados que nunca, pero también más divertidos; y si eso implica reírse de uno mismo, bienvenidos al milenio en el que nadie debería decirle a nadie cómo ser, ni por fuera ni por dentro. Mi recomendación es más que sorprendente, pues reconozco que, a priori, BOTTOMS no pasaría por el tipo de cine que podría atraerme, pero es precisamente ello lo que la hace tan cautivadora, necesaria en el lodazal del pensamiento normativo. Que un facha es un gilipollas lo tenemos todos claro, por lo que si un facha te llama woke debes darte por halagado, sus dos luces y media no dan para más. Ahora, BOTTOMS es la respuesta a la típicamente machista comedia americana de institutos, dándole la vuelta a todos sus tópicos y usándolos como arma de desenmascaramiento masivo. Aquí las heroínas son chicas, y gays, y se les hace el coño pepsicola por sendas animadoras del equipo de fútbol (el americano), que salen con los jugadores más famosos, y para redondear se les ocurre organizar un "club de la lucha femenino", al que llegan las chicas más impopulares en busca de su propia autoestima. Y ahora hablamos de que la irreverencia de South Park se dé de bruces con la ñoñería ochentera de John Hugues, y que el resultado es una crítica mordaz, precisamente, a esas películas profundamente idiotas, pero que marcaron una línea de pensamiento de la que no se podía disentir ni un milímetro. Desconozco si este tipo de comedia podrá tener eco o recorrido en un medio audiovisual (creo que ha ido directamente al fondo de armario de Amazon) que contempla el riesgo cero en sus productos netamente comerciales, pero si un grupo de veinteañeras se ha atrevido a desafiar esta máxima, y de paso entregar una comedia muy divertida, ya es para delebrarlo.
Búsquenla.
Saludos.

viernes, 7 de febrero de 2025

Películas para desengancharse #130


 

Rápido, desengánchense. Está comprobado que el efecto de POSSESSION sobre las personas de bien les termina convirtiendo a la secta de cinéfilos exigentes, que nunca renuncian a mirar la pantalla con curiosidad. Por eso no les pongo aquí ningún fotograma epatante, ninguna de esas postales con las que Zulawski redefinió el cine de terror en 1981, sorteando todas las trampas del drama psicológico, para entregar un film tan inclasificable como espeluznante. Un viaje a la depresión tras la ruptura de una pareja, que es tanto una pérdida de pie con la realidad como un descenso literal (uno de los más literales que el cine ha ofrecido jamás) al infierno, inmejorablemente recreado en un Berlín hostil y anonadado. Exactamente igual que su pareja protagonista, unos Sam Neill e Isabelle Adjani elevados a la máxima potencia, conjugando en su colección de miradas perdidas, ademanes torcaces y parlamentos apocalípticos, ese paso sin retorno hacia "la otredad", donde ya no nos reconocemos más que en el dolor o el éxtasis. El guion, escrito por Zulawski y Frederic Tuten, es mucho menos caótico de lo que parece; lo es su ritmo hiposo y desquiciado, pero no la maraña de acontecimientos que se va revelando pacientemente, y que tiene sentido sin explicitar casi nada. Muchas de sus posibles lecturas son tan válidas como la artimaña de un desdoblamiento de la personalidad, el horror de corporeizar la enfermedad mental como única válvula de escape, o la conflagración de la feminidad que al fin encuentra su emancipación, y que muchos, cómo no, encuentran monstruoso. Es todo eso y/o mucho más, y desde luego es un espejo en el que deberían mirarse muchos nuevos directores, que con el doble de administraciones no llegan a rozar uno solo de los momentos más intensos de este verdadero anticlásico.
Todo ello puede ser, y luego está la escena del metro...
Saludos.

jueves, 6 de febrero de 2025

Órdago al solitario


 

HERETIC viene a engrosar la estimable lista de films de terror, que en los últimos años ha intentado proponer una visión que no tome por tonto al espectador más avisado, al tiempo que no rechaza su vocación primera, que no es otra que obtener buenos números. Lo normal sería que yo les dijese frases como "Buen intento", "Esto lo he visto en otra parte" o "Más fórmula, es la guerra". Pero siendo justos, debo señalar que HERETIC no es propiamente una cinta de terror, y sí un audaz ejercicio de guion que al menos llega hasta donde honestamente puede llegar, que es mientras el suspense y la extrañeza se adueñan de una narración que juega a no ser lo que parece ser. A ello contribuye la espléndida interpretación de Hugh Grant, quién lo diría, componiendo un extrañísimo villano, una especie de psicópata-cuñado, más empeñado en tener siempre la razón que en provocar sustos. Grant interpreta a un tipo que bien podría ser uno de sus antiguos galanes, toda vez los desengaños le han hecho perder la chaveta, y a cuya casa llegan dos jóvenes misioneras (creo que mormonas), que son otro acierto de casting. Entre los impagables diálogos de ambas, y el sugerente reto teológico-filosófico al que son sometidas, el film tiene una primera parte magnífica, con golpes de ingenio que uno echa muy de menos en este tipo de films. La segunda mitad es bastante más previsible, justo cuando sí estamos ante una historia de terror, pero Beck y Woods logran mantener el tipo, como ya hicieron con la reivindicable HAUNT, que también planteaba un terror fuera de los tópicos, o en su meritorio trabajo firmando el guion de la saga de UN LUGAR TRANQUILO. Una película que pasa en un suspiro, muy entretenida, y con algún momento que, estoy seguro, deja a más de uno involuntariamente boquiabierto.
Saludos.

miércoles, 5 de febrero de 2025

La realidad calibrada


 

A quien no le gusta su mundo siempre le cabe la posibilidad de cambiarlo, ajustarlo a su gusto. Desgraciadamente, ésa no es más que la excepción en la norma, y lo regular, en cambio, no es más que languidecer junto a nuestras frustraciones, aceptarlas e incluso quererlas en cierta forma, no vayan a cristalizar en una psicosis que no sepamos manejar. EMILIA PÉREZ es una película opresiva, pero nos vende que es liberadora. Oprime por cuanto nos presenta una serie de problemas irresolubles, de manera que accede a lo extraordinario invistiéndolo de una esperanza tan tramposa y manipuladora como todos y cada uno de los personajes que pueblan este afectado culebrón, pertrechado tras un intragable musical dodecafónico, que además abandona por completo el único motivo que lo ancla a su mensaje posibilista: México. Es vergonzoso usar un país, una cultura, tan sólo para encadenar clichés absurdos y panoplias colonialistas, tornando a un hijueputa que ha amasado su fortuna asesinando y traficando en una señora con mala conciencia y vocación contrita, pero que tampoco va a prescindir de las chachas pulcramente uniformadas, no vaya a ser que eso de "ser normal" no se pueda falsear. Y es una pena, porque Audiard es un buen director, de los pocos que ha "europeizado lo americano" con dignidad y oficio, algo que sólo he logrado atisbar en un puñado de momentos en los que su cine se impone al discurso. EMILIA PÉREZ no te deja opinar mal de ella, te infecta con esa mala conciencia que la recorre de principio a fin, y marca una línea preocupante, la del abaratamiento del medio por un mestizaje equívoco.
Seguramente la premiarán, pero seguirá siendo el mismo galardón conservador de casi siempre.
Saludos.

martes, 4 de febrero de 2025

Los ausentes


 

Película oscura, sepultada por los años, relegada a un sitio resrvado a buscadores incansables, UNMAN, WITTERING AND ZIGO ahonda en las obsesiones por las tinieblas de los sistemas educativos, adoptando una vertiente tremendamente intrigante, al menos mientras vamos descubriendo una trama audaz y descabellada, que tiene serias citas con un ridículo al que esquiva por la curiosidad que despierta. El joven profesor Ebony llega como sustituto del anterior, trágicamente desaparecido al despeñarse por un acantilado. Cargado de ideas renovadoras, se topa con un ambiente extraño y hostil por parte de la clase, compuesta por adolescentes, que le aseguran que fueron ellos quienes asesinaron a su antecesor. Es esa audacia la que no le da cartas de autoridad como el thriller psicológico al que aspira ser, y prefiere ir por los derroteros de la truculencia que por ese micromundo en el que las reglas sociales parecen detenerse y dar paso a una anarquía francamente inquietante. El título alude a los últimos nombres que el profesor menciona al pasar lista, y Zigo, por lo que sea, siempre está ausente...
Una rareza a descubrir y reivindicar. Ya están tardando en ponerla al día.
Saludos.

lunes, 3 de febrero de 2025

¡Que vienen los ingleses!


 

Curiosa película GET AWAY, que se pudo ver en Sitges, por su mezcla impúdica de géneros y referencias, que explosionan como una pistola trucada, justo al revés de lo que se espera, con resultados cuanto menos controvertidos. Ya su guionista (y también protagonista), Nick Frost, nos da una idea de por dónde puede ir esta especie de comedia de terror, que juega a ser el reverso jocoso de MIDSOMMAR o EL HOMBRE DE MIMBRE, aunque su elevado nivel de sátira la emparenta con la celebérrima "trilogía del Cornetto", que protagonizó junto a Simon Pegg. Mucho de todo esto hay en la llegada de una insoportable familia británica a un remoto pueblo sueco, donde llegan para desconectar del mundanal ruido, y se toparán con la hostilidad de los lugareños, que para colmo se encuentran preparando la festividad local, que recrea precisamente la matanza de ingleses que liberó tiempo atrás a sus antepasados. El tono general, descaradamente bufo, exige olvidarse de convenciones y exactitudes, y abandonarse a sus golpes de gore y diálogos afilados. Al no haber término medio, la película se resiente y no termina de alcanzar sus pretensiones de "comedia inteligente", excepto en algunos gags que Frost deja caer sutilmente, por ejemplo en el giro final, que logra camuflar con habilidad.
Entretenida.
Saludos.

domingo, 2 de febrero de 2025

Rincón del freak #633: Ventanas insurgentes


 

Hay películas a las que notas que les falta "algo", lo que las deja a mitad de camino de casi todo, y en el peor de los casos, sabiendo que la idea era buena pero no la ejecución. RESURRECTED es una pequeñez que va a pasar desapercibida por varios motivos. El fundamental es dejar en anécdota una premisa argumental tan potente como que el Vaticano ha iniciado una conspiración mundial, tras lograr el "gran milagro": reclutar un ejército de resucitados. El gran problema es que hay tan poco presupuesto aquí, que han tenido que utilizar un recurso que parece ingenioso, pero que es muy cutre. La totalidad del metraje está compuesto de llamadas online, por lo que la interactuación entre los personajes nunca es directa, con los consiguientes problemas de montaje y coherencia narrativa. El arranque es directamente un cachondeo, con el enésimo accidente de tráfico absurdo (debería hacer un monográfico sobre eso), en el que un tipo pierde a su hijo, para que en diez minutos el niño sea resucitado y él ordenado sacerdote. Terrible, pero hacia la mitad se desata el thriller conspiranoico y la película ofrece un poco de intriga, con la inclusión de hackers, agentes del FBI y obispos paranoides. Luego vemos una misa en power point de 1997 y volvemos a la cruda realidad. Aunque la pregunta es otra: ¿Por qué no se ve en ningún momento ese ultrasecreto método para resucitar gente?...
La falta de presupuesto lo aguanta todo.
Son casi dos horas, no la vean.
Saludos.

sábado, 1 de febrero de 2025

Sobre dictadores y playas


 
En un debate reciente, tan acalorado como vano, mi reticencia a reconocer los supuestos valores de cierta cinta, en la que un padre convierte el encierro en un campo de concentración nada menos que en una comedia infantil, me acordé de un film notablemente superior, pero del que nadie ha hablado en los diez años que han pasado de su estreno. El director iraní Mohsen Makhmalbaf, perseguido y represaliado por el régimen de su país, se vio obligado a encontrar la manera de seguir rodando fuera de sus fronteras, lo que plasmó (represión y película) en THE PRESIDENT, donde narraba la odisea de un dictadorzuelo y su nieto, perseguidos tras el súbito triunfo de la revolución, para lo que el sátrapa se ve obligado a hacer creer al chaval que están actuando en una comedia, donde se hacen pasar por campesinos en busca del mar. Al contrario que Benigni, aquí no se omite un detalle por escabroso que sea, logrando hacernos partícipes de la mirada inocente del niño, que asiste atónito al derrumbamiento de una sociedad a la que realmente nunca había visto fuera de las murallas del palacio. Makhmalbaf no juzga, ni defiende, ni toma partido, sino que nos convierte en acompañantes improvisados, y que veamos de primera mano cómo las dictaduras corroen a los países que primero miran hacia otro lado, y después piden venganza, con la misma facilidad para cambiar de chaqueta que el protagonista de esta película imprescindible y corrosiva, uno de esos títulos icógnitos que, claro, nunca ganarían un oscar, pero nos dan la medida de tiempos que unos nos hacen creer que no volverán, cuando deberíamos saber que podríamos estar en preámbulos a punto de estallarnos en la cara. La secuencia final, terrible, desafía los estándares de buenismo que desgraciadamente asola nuestra propia y cegata sociedad de desvíos y entretenimientos.
No apta para conciencias culpables.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!