lunes, 11 de febrero de 2019

Frigopié helado



El tema de las revisiones nostálgicas es algo tan antiguo como la levita de Lincoln o la bandera del aguilucho. No tiene por qué haber una problemática más allá de la calidad intrínseca de una producción, por mucho que ésta remita cansinamente a una serie de patrones sobreexplotados, toda vez ha sido corroborado que lo retro, y más exactamente lo ochentero, y aún más exactamente el relato de corte sobrenatural y adolescente, funciona como excusa perfecta para tapar una barbaridad de carencias. Lo primero es que no me explico cómo una película tan trillada y normalita como SUMMER OF 84 necesite tres codirectores, cuando lo poco salvable de este aburridísimo spin off involuntario de STRANGER THINGS es su decoración, vestuario y peluquería. Luego, pediría por favor que intentasen sacar de sus cabezas (y las nuestras) las bandas sonoras a base de Casiotones baratos, que está bien un rato pero luego ya se hace bola indigesta y te dan ganas de asesinar a Daniel Lopatin, aunque la culpa no sea suya... Acabando, el error de la película (lo señalaba todo el mundo en Sitges) no es (que también) que se adhiera impúdicamente a una corriente que al principio tenía gracia, pero ahora ya es una asimilación rentabilista más. No, el error es que no tiene una sola idea original, y eso, como no puede ser de otra manera, también está muy visto...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!