martes, 22 de enero de 2019

Sublimación del icono



Las mejores versiones siempre son las que se despegan de su original, y en ese sentido la SUSPIRIA de Luca Guadagnino maneja su propio ritmo desde la periferia argumental que dejaba la de Argento, más ensimismada en su neoexpresionismo que en ser mínimamente inteligible. En realidad, la constante de este film es la incomodidad, como si Argento buscara deliberadamente una especie de extrañísimo "feísmo bello", no antiestético, pero sí gradualmente enrarecido, hasta el punto de prácticamente vaciar la narración, convirtiéndola en una suerte de preámbulos y clímax inagotables. La historia es aproximadamente la misma, solo que el elemento fantástico es ahogado y sustituido por un suspense típico del giallo, del que ya es el gran estandarte. Aquí casi todo son capas superpuestas (e incluso impuestas) de sonidos estridentes, colores chillones, interpretaciones histriónicas y un total desdén por la dialéctica. Sin embargo, el punto fuerte lo sustenta, además de la atmósfera, su estupenda imprevisibilidad, de una libertad de movimientos difícil de encontrar, por ejemplo, en el cine norteamericano de terror de aquella época.
Imperdibles, la angustiosa escena de la habitación de alambres (todo un clásico), la suerte de disfrutar a la gran Joan Bennett en uno de sus últimos papeles y Miguel Bosé en mallas...
Saludos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

ZZZZZZZZZZZZZ y no da miedo.

Mister Lombreeze dijo...

que me he colado, era para la anterior...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!