miércoles, 31 de octubre de 2018

Cómo presentar y definir un subgénero



Y bien, aquí estamos en la noche de Halloween para hablar, cómo no, sobre HALLOWEEN, que efectivamente aún no había aparecido por aquí, y no creo que haya un momento mejor que hoy y ahora, que se celebran cuarenta años de su estreno con una nueva (y dicen que definitiva) versión. Existe una legión de secuelas, a rebufo del gran éxito cosechado por lo que es una serie B pura y dura, que costó una cantidad ridícula y se rodó en menos de un mes; sin embargo, ninguna ha logrado captar lo más importante, y lo único capaz de que nos tomemos un slasher en serio: la atmósfera. Lo que Carpenter ensaya aquí es un ejercicio de dominio del tiempo narrativo rodado casi en un plano secuencia subjetivo que haría babear a Sokurov, poniéndonos en situación desde las primeras imágenes, en las que se forja la perturbada mente de Michael Myers, posiblemente el asesino más hermético e indescifrable que yo haya visto jamás. Lo que sigue a este escalofriante preámbulo es un largo transitar de personajes, que nos va metiendo en situación sobre lo que sucederá al final sin que nos demos cuenta. Sabemos que Myers está ahí, lo hemos visto, y el personaje central (una estupenda y primeriza Jamie Lee Curtis) intuye que alguien la acecha, pero se trata de un día especial, el día en que la gente se disfraza y te asusta, así que incluso un extraño con un mono de trabajo y una máscara (por ahí dicen que con la cara de William Shatner) puede pasar desapercibido. Es ese anticlimático intervalo el que más me interesa, incluso más que el mítico y despiadado desenlace, ya que Carpenter sobreescribe el cine de terror clásico y lo convierte en otra cosa que luego muchos "modernos" no han dudado en imitar, con relativos resultados. El monstruo acecha, aparece a plena luz del día, desaparece, pero sus acciones no pasan de lo que simplemente es su carta de presentación, así que, llegado el desparrame final, ya nos es familiar aunque también desconocido e insondable. Se nota la economía de medios, e incluso se agradece por momentos, porque HALLOWEEN es de esas películas que primero se convencen de que no habrá un paso en falso, para seguidamente revocar la falsedad del susto gratuito y reconvertirlo en otra cosa muy difícil de explicar, pero que hace latir sus imágenes como sólo los clásicos pueden hacer. Y éste es un clásico, a la forma de John Carpenter, pero clásico al fin y al cabo.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!