jueves, 14 de abril de 2016

Cárceles de papel



No sé si la gente lee muchos comics hoy en día. Desconozco si lee más que cuando yo los leía o no. Yo leía una barbaridad de comics, pero no era una pasión que pudiese acompañarme toda la vida, su caducidad quedaría condicionada por "los temas", o si aún mi capacidad de frivolización no empañaba el disfrute de unas viñetas que cada vez veía más reductoras, aprisionantes. El cómic, aparentemente, vive una época dorada como generador de historias para la gran pantalla, sin embargo cabría preguntarse cuál es el aporte extra en el paso de un medio a otro. Es curioso, porque en el caso de los comics de superhéroes no quiero que me cambien muchas comas, y agradezco cuando veo fidelidad reverenciada en una adaptación. No es el caso de KINGSMAN. THE SECRET SERVICE, a la que le habría venido de lujo una mano menos infantilizada que la de Matthew Vaughn, además de algún tipo de arrojo suicida y trápala, que la hubiese instalado en un ámbito mucho más inclasificable y nos hubiese ahorrado la pamema de decir que es poco más que una copia gamberra de 007, porque no lo es. KINGSMAN es una suerte de KICKASS corregido y aumentado, pero con graves problemas de guion, o al menos de ensamblaje de guion. El arranque, pese a los excesos digitales (y hay muchos en el film) es genial, pero desaprovechado... Nunca me hubiese imaginado un asalto militar con Dire Straits de fondo. El personaje de Samuel L. Jackson es ese megavillano con el que todos hemos soñado alguna vez, fuera de clichés, práctico, juguetón y mortífero a secas. Colin Firth está desaprovechadísimo, y podría haber construido un superespía de los que hacen época, pero las productoras mandan y en su lugar nos colocan a un Taron Egerton que parece estar a punto de mearse encima de la risa... No sé, es una película extraña, capaz de pasar del sopor al entusiasmo arrebatado; y a lo mejor es que Vaughn pensaba algo parecido a todos esos aficionados que orgasman cuando se enteran de que su cómic favorito va a tener adaptación, pero luego se acoquinan ante la perspectiva de que "la Industria" imponga más recortes que Montoro, y terminan sin saber muy bien cómo ubicar ese artefacto que dice haber salido de una cárcel de papel...
Saludos.

2 comentarios:

ricard dijo...

Me gustaron sus gags salvajes: el asesinato de los fundamentalistas cristianos, el "castillo de fuegos" final y el peculiar rescate de la princesa escandinava. La encontré muy divertida y reconozco que ignoraba su filiación comiquera.

Saludos.

dvd dijo...

Entretenida... Tiene sus cosas...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!