viernes, 27 de julio de 2012

Ozu en Viernes #16



Convertido en uno de sus títulos más controvertidos, SHUKUJO WA NANI O WASURETA KA (¿QUÉ OLVIDÓ LA SEÑORA?), el último film pre-Segunda Guerra Mundial de Yasujiro Ozu se atrevía a poner en imágenes un valiente cuestionamiento de ciertos valores tradicionales japoneses (como suele ocurrir, sin entendederas abiertas el efecto puede ser el contrario). Con un comienzo orientado a la comedia costumbrista, Ozu deriva la película hacia su particular mezcla de drama y conciencia social, sólo que esta vez   el desempleo y la marginación darán paso al cinismo que suele rodear al papel de las mujeres comparado con el de los hombres en una sociedad quizá de las más machistas incluso en nuestros días. Así, y tras ponernos en situación con un matrimonio de lo más pintoresco, el formado por el calzonazos (otra palabra sería faltar a la verdad) profesor Komiya, que da clases de cirugía en la Universidad, y la asfixiante Tokiko, una mujer que ha de tenerlo todo bajo control, la llegada de una sobrina aún no mayor de edad, Setsuko, hará tambalear el estricto orden familiar, basado fundamentalmente en que el marido hace todo lo que dice su mujer. Setsuko hará excelentes migas con su "pobre" tío, hasta el punto de embaucarlo para que, haciendo creer a su mujer que está jugando al golf (casi su único capricho), montarse una juerga kilométrica (pónganle sus matices, claro) que desemboca nada menos que una casa de geishas. Descubierto el pastel, tocarán las explicaciones, y ahí es donde el juego psicológico se hace patente y torna el film más ambicioso y complejo; Setsuko se revela como una excéntrica manipuladora, y no sólo logra que su tío le ponga los puntos sobre las íes a su perpleja esposa (bofetazo incluido...), sino que se muestra ante ésta como una pobre arrepentida que asume su culpa y amenaza con marcharse, con lo que el chantaje emocional queda servido. Así, este afilado guion (del propio Ozu junto a su habitual Akira Fushimi) no sólo logra su propósito de revertir la comedia en una crítica social en toda regla, sino que deja a la imaginación del espectador (y resulta cuanto menos subyugante) qué extrañas y ocultas intenciones albergaba la abotargada cabecita de un profesor maduro y con poca vida social al hacerse compinche de correrías nada menos que de una sobrinita de 17 años... Y ahí lo dejo...
Saludos.

2 comentarios:

Jon Alonso dijo...

Magnífica, Indéfilo. Una obra como bien dices puso en solfa los valores tradicionales de la sociedad japonesa. No me sorprende, ese es el plus de un fuera de serie. Me quedo con la escena del bofetón, irrepetible. Lo dicho, un acierto. Mucho calor, un abrazo

dvd dijo...

Sí que hace calor, sí...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!