sábado, 14 de julio de 2012

Signo de nuestros tiempos



Dos cosas, totalmente antagónicas, me parecen básicas para entender este JOHN CARTER que se nos presenta con su fecha de caducidad perfectamente visible en la tapa, como los yogures. Una es positiva, y es su agradecida intención de no andarse nunca por las ramas; esto es entretenimiento y debe tener colorines y sentido del ritmo, así que dejemos las divagaciones filosóficas de Burroughs (que por otra parte tampoco eran muy abundantes) para otra ocasión. Una vez hemos aceptado que este film no cambiará nuestras vidas y nos hemos familiarizado con su idiosincrasia visual (que no mancilla la concepción original), toca la crítica. La crítica, por mi parte, ya no es tan positiva cuando no soy capaz de encontrar al Andrew Stanton que me maravilló en WALL·E (una de las diez mejores películas del decenio pasado); no lo veo ni en los chascarrillos, ni en su sentido del ritmo, ni en el uso de la música, ni en unos diálogos que chirrían a cada momento porque ni son grandilocuentes ni intimistas, sino meramente mal construidos. Hay mucha prisa en sus casi dos horas y media, y unono debe tener tanta prisa cuando lo que va a contar es lo mismo de lo mismo otra vez... Los guiños a STAR WARS están ahí, en los vehículos aéreos, en las costumbres tribales, la escena del combate en la arena, las princesas guerreras... Y puede que todo estuviese en la obra original (que no he leído, mea culpa), pero no me sirve como argumento, porque esto es cine y la saga de Lucas es otra división de entretenimiento. No sé, me quedé con el cuerpo raro, porque había cosas que me gustaban (esa querencia por el cartoon), pero pareciese que Stanton se encargaba de tirar por tierra cualquier expectativa que pudiésemos hacernos, especialmente con los actores, muy perdidos entre tantas explosiones. He intentado omitir el elemento Disney y su más que posible influencia, pero me parece de vital importancia para comprender cómo una historia básicamente violenta termina descuajaringada por un deseo de "paratodoslospubliquismo" que la deja (y nunca mejor dicho) en tierra de nadie. Sirve para una tarde soporífera de verano (como la que yo tuve, claro), pero nadie la echará de menos, jamás.
Saludos marcianos.

2 comentarios:

Cinemagnific dijo...

Completamente de acuerdo: divertida para una de estas tardes de verano, pero para nada más. Pena de Stanton, irreconocible.

dvd dijo...

Sí, pero es un cineasta en el que tengo una confianza ciega.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!