miércoles, 4 de julio de 2012
Conducta, de conducir #1
En DAS EXPERIMENT, el director Oliver Hirschbiegel, que hallaría su consagración tres años después en DER UNTERGANG, y que venía (los extremos siempre son curiosos) de enfatizar las aventuras de un simpático perrito llamado Rex, probó suerte con una arriesgada propuesta que de no haberle salido bien podría haber dado al traste con una de las carreras, a posteriori, más brillantes de lo que podríamos conocer como "cine comercial de calidad". No tanto por lo que cuenta, que ya, con uno u otro disfraz, nos ha sido contado en multitud de ocasiones, sino por el temple que es capaz de darle Hirschbiegel a un guion que firma Mario Giordano, autor de la novela original, junto a Christoph Darnstädt y Don Bohlinger. Para hacernos una idea, el film empieza de manera jocosa, muy "escuela alemana", con unos personajes ligeramente sobreactuados y con una prisa que amenaza cualquier buen augurio que pudiésemos tener. La clave: esperar el momento justo, previa preparación en forma de pequeños mosqueos como "esto no era lo que yo esperaba" o "así que era ése y no el otro", para asestar el golpe definitivo, a partir del cual el film corre vertiginoso hacia una segunda hora simplemente tremenda. No tremendista, porque se incide en el tema del "experimento" en sí, ya que la excusa para todo es precisamente que se trata de un experimento en el que una serie de voluntarios, veinte, en busca de una generosa compensación económica, aceptarán encerrarse en un recinto cerrado que simula una penitenciaría; ocho serán designados como guardianes y doce como reclusos. Las reglas las pondrán ellos, aunque la función principal de los "guardianes" será mantener el orden y la de los "presos" simplemente obedecer. No me gustaría seguir destripando su sabroso argumento, sobre todo por mantener el elemento sorpresa para quien no haya podido verla, pero, aludiendo a lo antes escrito, merece la pena por lo bien que Hirschbiegel va dominando el crescendo hasta hacerlo, en su tramo final, no apto para gente sensible y/o que no digiera bien los abusos de autoridad. Muy recomendable.
Saludos experimentados.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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