viernes, 17 de febrero de 2012
Joven para siempre #2
En 1970, en pleno desboque del swinging london, casi cualquier cosa que se pretendiera hacer (desde un disco de música clásica hasta el retrato de un famoso) debía pasar inexcusablemente por el tamiz del pop y sus enfebrecidas galeradas. Así, un incipiente converso al extramundo del giallo, el italiano Massimo Dallamano, fue contratado por los muy sospechosos Samuel Z. Arkoff y Harry Alan Towers para la puesta al día del clásico de Oscar Wilde. Sí, llevarlo al Londres de 1970 exigía de una estética determinada, hedonista y casi rocambolesca; que su protagonista fuese un actor tan contradictorio como Helmut Berger también. El film no es gran cosa en sí, sólo una profusión de zooms estroboscópicos y planos fijos frontales de Berger, ataviado con anchos sombreros, trenkas, foulards, camisas transparentes y cualquier cosa que su propia imaginación estética les permita. Más que un cuento gótico de terror, DORIAN GRAY parece una sesión de fotos del Private de la época, sólo que restringiendo los excesos a la belleza masculina de Berger y alguna que otra fémina de ligero atuendo; como curiosidad, se sabe que la versión inglesa de 100 minutos fue recortada hasta los 88 por sus "escenas de alto voltaje", escenas que vistas hoy día resultan de lo más ñoñas e inocentonas, cuando no hasta carcajeantes, como la indescriptible sodomización del ínclito Gray a una vieja ricachona ¡en unos establos!, o el paseíto en su flamante descapotable por un puerto ¿francés... italiano...?, mientras los marineritos se muestran insinuantes, así sin más, hasta una escena ¡en unos urinarios! que es de lo más freak que he visto en mucho tiempo. Poca cosa, si acaso algunos detalles de dos estupendos actores como Richard Todd y Herbert Lom, que debían estar pasando algunas dificultades económicas, si no no se entiende qué diablos hacían ahí. Se trata de un subproducto totalmente olvidable y que yo sólo podría haber rescatado fuera del Domingo precisamente por incluirlo en el miniserial que concluirá mañana mismo y del que he decidido excluir los telefilmes de la BBC, aunque éstos sean notablemente superiores al título que nos ha ocupado hoy.
Saludos, jovenzuelos...
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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