jueves, 4 de noviembre de 2010

Radical libre: El cine de Lisandro Alonso 1



Noviembre empieza con cine de verdad, supongo que aprovechando el tirón de que mi ciudad inaugura mañana su propio festival de cine y esto siempre es motivo de regocijo para los que nos consideramos, de una forma u otra, cinéfilos. Así que los próximos cuatro días estarán dedicados a repasar la filmografía de uno dce los cineastas más interesantes, rompedores e inclasificables surgidos en la última década; un nombre fundamental para adentrarnos en las nuevas derivas del "audiovisual", por mucho que nos sarpulla esta denominación. Me refiero al argentino Lisandro Alonso, cuyos poemas contemplativos, de sosegado ritmo, impactantes imágenes e historias de libre interpretación suponen muchas de las claves de este nuevo cine casi de transición, de convulsa mirada y espíritu transgresor por naturaleza. Y empezaremos por el principio, por su enigmática ópera prima, que se tituló LA LIBERTAD y que mostraba el monótono día a día de Misael, un hachero de la Pampa, que dedica sus largos días a cortar troncos, venderlos para hacer postes y pasar sus días en soledad en una destartalada barraca en mitad de la naturaleza. La intensidad de una propuesta tan inusual y radical como LA LIBERTAD, que luego Alonso ha ido amplificando en sus sucesivos films, proviene de la naturalidad con la que es filmada la cotidianidad de un entorno que nos es ajeno a los que limitamos nuestro contacto con la naturaleza a "ir al campo a pasar el Domingo", y por eso nos horrorizamos con según qué cosas, como el desollamiento y cocinado de un armadillo, que es la cena de Misael. No soy capaz de concebir LA LIBERTAD como un documental, como no lo es ningún trabajo del argentino, sino como un lúcido ensayo capaz de trascender el mero humanismo hasta hacerlo refulgir como otra cosa, algo que nos cuesta aprehender y que subyace tras la nitidez casi molesta de sus imágenes. No es Lisandro Alonso un autor fácil de digerir; carne de festivales, no tiene nada que ver con lo que normalmente vemos en cualquier sala comercial, pero es este tipo de cine, de arte, el que hace avanzar las visiones, los modos y, cómo no, las costumbres; no podemos percibirlo, pero el engranaje se mueve y también somos partícipes.
Saludos libres.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Peliculón.

dvd dijo...

Hombre, no sé si "peliculón" es el adjetivo, pero sí cine con mayúsculas, cine incómodo, que avanza y que crea nuevas formas de conjugar imágenes, intención y recepción. A mí me parece uno de los cineastas más interesantes de la década.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!