domingo, 7 de noviembre de 2010

Radical libre: El cine de Lisandro Alonso 4



LIVERPOOL, el último film hasta la fecha de Lisandro Alonso, deja abierta una expectativa casi impensable para este tipo de cine; un cine que se sabe y se piensa en la linde, donde apenas cabe nada más que su hilillo argumental, apenas indicando nada, sino sugiriendo y dejando al espectador y su inteligencia el trabajo de construir el film en su propia cabeza. LIVERPOOL nos muestra a Farrel un marino originario de Tierra del Fuego, ese lugar en ninguna parte, que aprovecha el atraque de su barco en dicha provincia para tomar permiso y dirigirse al poblacho de donde es, principalmente para cerciorarse de que su madre aún siga con vida, lo que da idea del tiempo que Farrel lleva fuera de "su casa". O eso es lo que Alonso incrusta en la desnuda narración, apenas esbozada en un puñado de fotos fijas del inhóspito paisaje de Ushuaia; porque sólo sabremos exactamente qué quiere hacer Farrel cuando ya el viaje termina. Alcohólico (Farrel no va a ninguna parte sin una botella de enigmático contenido), paera en una fonda, en un puticlub, come, bebe, observa a los callados lugareños; una vez en el pueblo, apenas si es reconocido, aunque tampoco importa demasiado porque Farrel ya no pertenece a ese lugar, al que sabemos que ya no volverá jamás. Con su habitual y paciente contemplación, Alonso nos plantea su película más enigmática y, al mismo tiempo, emocionante; justo cuando creemos que todo nos será revelado en la última parte, Farrel desaparece sin más, pero a Alonso no le interesa ya seguirle y lo deja ir a su limbo particular, mientras se centra en la joven retrasada que vive junto a la anciana y enferma madre de Farrel. No hemos sabido absolutamente nada de esta joven, sin embargo, en el emotivo y bellísimo final, un final con toneladas de dignidad dentro, LIVERPOOL toma su verdadero sentido y nos deja noqueados, sin saber bien qué decir o pensar, pues aquí no hay héroes ni vampiresas engalanadas, el cine de Alonso sólo incluye nada más (y nada menos) que la vida tal como es para todos nosotros. Por eso es su gran obra maestra y deja un campo de enorme interés. Esperaremos.
Saludos glaciales.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!