jueves, 25 de noviembre de 2010
Gaseando el pasado
Greg Mottola iba para "Don Nadie" cinematográfico, con una única y desconocida película en los noventa y una aceptable y asentada carrera en televisión. En estas llega Judd Apatow y decide que el mundo volverá a ser de los frikis, porque son más inteligentes, más sensibles y tienen más talento. No sé si esto será cierto, pero Apatow rescató para la causa a Mottola en aquella declaración de intenciones disfrazada de mera gamberrada que era SUPERBAD, en la que se conjugaban todas las constantes de esta New American Comedy, que tanto y tan bien bebe de la Stand up..., y que hoy por hoy, y aun aceptando sus muchos altibajos y/o licencias, es todo un soplo de aire fresco para nuestras neuróticas carteleras. ADVENTURELAND intenta dar un paso más allá y demostrar que todo comenzó a finales de los ochenta, aquella tierra de nadie de la que no queremos ni acordarnos los que empezábamos la adolescencia por entonces; por lo que esta curiosa cinta se erige en una especie de rito iniciático por el que guiarnos hacia esas abstrusas personajerías, un interminable ramillete de "peterpanes" que parecen incapaces de saltar fuera del líquido amniótico de sus viñetas personales. Mottola, autor del guión y alma mater del proyecto, presenta el universo en un desvencijado y hortera parque de atracciones, en el que un joven (Jesse Eisenberg, probablemente el actor con una fecha de caducidad más definida) hallará varias cosas, tales como una salida económica de urgencia para su inminente ingreso en la universidad, inesperadas camaraderías y, cómo no, el amor, en la forma de Kristen Stewart (ídem de ídem). Si no pedimos demasiado y la vemos como un buen hilvanado conjunto de sketches, de variadas formas y colores, lo cierto es que ADVENTURELAND funciona sin mayores problemas; lo que puede chirriar (y de hecho lo hace) es el descarado ejercicio de apropiacionismo de su director, sub júdice satisfecho por dar el zarpazo más de veinte años después. Así, y pese a sus aciertos formales, ADVENTURELAND apenas puede entenderse si no se ha estado justo ahí en algún momento dado, algo que ya les es imposible a las nuevas generaciones.
Saludos venturosos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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