miércoles, 3 de noviembre de 2010

Sitges 2: Auteur movie



Imaginen, si es que pueden, una de esas infectas películas que supuestamente son una parodia de un género o un tipo de películas de la más diversa índole; se me vienen a cabeza lindezas como SPANISH MOVIE, SCARY MOVIE, DATE MOVIE y esas cositas, lo que vendría a decirnos que se puede hacer cualquier chorrada intrascendente para hacer caja de casi cualquier cosa. Pero ¿a que no se les habría ocurrido hacer una sobre las películas de vanguardia, lo que conocemos con el proceloso sobrenombre de "cine de autor"? Pues eso es, ni más ni menos, lo que el colectivo responsable del Sónar (evento que comenzó como un festival de música avanzada y ha derivado felizmente en crisol de arte alternativo), con el director sergio Caballero a la cabeza, ha presentado en Sitges, pese a que FINISTERRAE no oculta su vocación de saludable itinerancia, dadas las actuales circunstancias de dificultad para mover un producto de este tipo. FINISTERRAE es la divertidísima peripecia de dos fantasmas (pero de los de toda la vida, con la sábana y todo) que hablan en ruso y parecen confinados en el desolado marco de la sede del Sónar una vez éste ha clausurado sus puertas. Así, con la inocente curiosidad de "qué hay más allá", y con la típica imaginería abstracta y simbolista de tantos y tantos films "vanguardistas", sea esto lo que sea, iremos descubriendo cómo lo trascendente e intelectual también puede ser divertido y hasta hilarante. Los fantasmas invocan el "círculo de Garrel" (brutal declaración de intenciones) para saber a dónde dirigirse; acto seguido llegarán a un bosque donde los árboles tiene orejas y hablan en catalán y una destartalada valkiria les cantará una ópera bufa. Imágenes nítidas, inteligentes alusiones y un ritmo calmado (no lento), con algunos chistes privados ante los que es difícil sustraerse, como el video de vanguardia catalana ochentero que un fantasma ve a través del tronco de un árbol... Magnífica propuesta y, sobre todo, higiénica y saludable propuesta, capaz de demostrar lo inaudito: el cine de autor despojándose sin complejos de su supuesto enseñoreamiento y riéndose de sí mismo, de su a veces fingida circunspección, los que casi siempre limitan sus opciones de distribución y lo limitan a una marginalidad que puede llegar a ser hasta satisfecha. Si pueden, no se la pierdan; luego díganme si no es jodidamente original.
Saludos espectrales.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!