miércoles, 17 de noviembre de 2010

Cadencia



Mucho, demasiado para tratarse del director que se trata, y eso habla a las claras del difícil momento que atraviesael cine, ha tardado en asomarse a las pantallas españolas el (pen)último (el último hemos podido verlo en el festival que acaba de cerrarse) film de Stephen Frears, un autor capaz de instalarse a caballo de la comercialidad y la autoría con unos resultados más que satisfactorios y solventes. CHÉRI es una película de las que a los críticos de pocas luces les gusta poner adjetivos como "deliciosa", "espléndida" y cuyo valor estético suele bastar para tapar deficiencias que no se perdonan en films menos trabajados en este aspecto. Personalmente no puedo decir que me haya disgustado, tampoco que me haya fascinado ni mucho menos, pero creo que se trata de una película bien dirigida, con intención, dedicación y buenas interpretaciones. CHÉRI cuenta la historia de una cortesana parisina nada más comenzar el siglo XX, justo antes de que la dispersa vida de dandys y susodichas estuviese a punto de dejar de ser lo "in" y pasase, junto a su desmesurado gusto estético, a mejor vida; era el fin de una época y, por tanto, de sus personajes, y esto es el motor de una historia sin otros argumentos. Léa (Michelle Pfeiffer tras su pacto con el diablo), ya madura, frecuenta la compañía de Madame Peloux (Kathy Bates), por cuyo jardín trota una fauna excéntrica y desvaída, fiel reflejo de su decadente aburrimiento (impresionante la labor de vestuario de Consolata Boyle y la excelente fotografía de Darius Khondji); en éstas aparece Chéri (un muy buen Rupert Friend; atentos a este chaval), perfecto dandy disperso y hedonista, hijo de la Peloux y cuya madre necesita imperiosamente buscarle una esposa adinerada, aunque primero requerirá los expertos servicios de Léa para "iniciarle" en las técnicas de seducción. Con lo que no contará nadie es con la fascinación mutua que se profesarán el joven aprendiz y la curtida maestra, lo que desmbocará en un tórrido, obsesivo y autodestructivo amor. El gran acierto de Frears (desconozco si también la novelita de Colette) es la paciencia con la que asistimos al progresivo cambio de ambos dos, desde la desconfianza y desafío iniciales hasta la sincera entrega final, lo que desemboca en que veamos al fin el interior de una mujer acostumbrada a no amar y que encuentra tan controvertido sentimiento en la persona más insospechada. Desde luego, para quien busque emociones prefabricadas, CHÉRI le aburrirá soberanamente; sin embargo, se trata de una película a la que hay que buscarle las aristas bajo sus toneladas de parafernalia, sólo entonces su disfrute es pleno. A mí me parece mucho más recomendable para gastarnos el dinero que otras "carteleradas", y no miro a nadie.
Saludos decadentes.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!