martes, 18 de diciembre de 2018

Vidas privadas #6



Es cierto que esta"vida privada" llega con algo de retraso, la causa no ha sido otra que la dificultad de obtener una copia de LA VIE TRÈS PRIVÉE DE MONSIEUR SIM, que era con la que pensaba cerrar dicho trasunto de monográfico, hará ya un par de meses, si no más. Y, en fin, me encuentro ante una película indigesta, casi anómala, que no sabe si decidirse por la comedia generacional o el drama generacional, pero que tiene muy presente que el centro gravitatorio es dicho Monsieur Sim (como la tarjeta, se encarga de recordar), y más concretamente la tremenda crisis que arrastra, tras perder su matrimonio y su trabajo, y darse cuenta de que la depresión que ya le dura seis meses retroalimenta a un estado de soledad permanente. Aun así, el arranque es más cómico que otra cosa, y retrata a Sim como un tipo locuaz pero algo impertinente, que necesita hablar con quien sea con tal de no estar solo. Luego la cosa se complica, y entra en juego una historia paralela que le cuentan sobre un hombre que dejó todo atrás para adentrarse en el océano completamente solo, lo que le hará replantearse si su problema no es más que cobardía pura y dura. De nuevo el film se desliza a otro territorio, que se parece peligrosamente al planteamiento de Jarmusch en FLORES ROTAS, aunque el escarceo de juventud queda bastante patético, la verdad. La gran baza de la película, lo que no la permite hundirse con su desagradecido protagonista es un omnipresente Jean-Pierre Bacri, que por momentos, despojado de secundarios (es antológico su diálogo con la voz del GPS) logra la siempre difícil mixtura entre el tono cómico y el desgarro emocional. Ahora bien, teniendo en cuenta que el film se basa en una novela, y justo cuando alcanza su punto más alto, se sacan de la manga el susodicho final feliz, además sin ningún tipo de explicación plausible. A quienes hayan seguido la larga y espléndida carrera de Bacri como dramaturgo y guionista no se les escapará, igual que a mí, que mejor que hubiese metido la mano en el guion. Una pena.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!