miércoles, 19 de diciembre de 2018

O cinema ao lado #2



JOHN FROM es, al menos hasta su mitad, una pequeña crónica de "nuestros pequeños amores adolescentes", que divaga desde el candor de Rohmer hasta cualquir sobremesa imbécil del canal Disney. No parece haber mucho en esos minutos, excepto unas actuaciones aceptables de sus dos jóvenes protagonistas, cuyos personajes, Rita y Sara, se aletargan en un verano prevacacional en una ciudad, un barrio y un edificio semivacíos todos. Así es hasta la llegada de un nuevo vecino, un hombre mayor que ellas y que llega con una niña pequeña, aunque no hay rastro de una posible madre. Así, Rita experimenta la incontrolable sensación del primer amor platónico, sin saber muy bien por qué, pero reconociendo que sólo eso la puede salvar de un tedio insoportable. Y todo se dispara cuando ve una exposición sobre la exótica Melanesia, precisamente fotografiada por su "misterioso" vecino, lo que dispara su estado perceptivo y la instala en una ensoñación que, definitivamente, se apodera de toda la narración, convirtiendo a JOHN FROM en otra película diferente, en la que se mezcla Gauguin con Derek Jarman, e incluso advertimos cierta y gozosa deriva del último cine portugués, y más concretamente el que enlaza una realidad anodina con una ficción que sublima y acontece sobre los sentidos, añadiendo capas de significación subjetiva. Es donde encontramos precisamente nombres como el mismo Joao Pedro Rodrigues o Miguel Gomes, y donde Nicolau viene llamando con fuerza, con un cine menos demoledor pero más sutil, si se quiere.
Otro nombre fundamental a seguir, sin duda.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!