jueves, 6 de diciembre de 2018

Clément de pleno #12



Fiel a su ritmo de trabajo, René Clément volvió a Italia para emprender una curiosa coproducción, en la que un tono más cómico le permitía narrar la controvertida situación de los anarquistas a principios del siglo XX. CHE GIOIA VIVERE presentaba a un joven, Ulises (de nuevo Alain Delon, pero en un registro diametralmente distinto), que intentaba abrirse paso en la vida tras licenciarse en el ejército. Ulises es el paradigma del liberal en ciernes, con ganas de medrar pero pocos ideales, lo que queda de manifiesto cuando se enamora de una chica que resulta ser hija de un empresario anarquista. Ulises quiere caerle bien al padre, por lo que ensaya una torpe mueca pretendidamente idealista, que no hará más que traerle problemas continuos, mientras que descubre que la chica es cualquier cosa menos idealista, y que sus intenciones resecto a él son más bien conservadoras y tradicionales. Muy en la línea de la comedia italiana que triunfaba en aquella época, QUÉ ALEGRÍA VIVIR se erige como una excusa perfecta para criticar la amalgama de actitudes y presencias de una época convulsa en un país que iba gestando el huevo del fascismo casi sin sospecharlo. Clément aporta su sagacidad y oficio, y cromometra a sus persomajes para que sea ellos quienes acaparen el protagonismo. Un film, si se quiere, que no alcanza la maestría de sus obras mayores, pero que aún mantiene vigente su discurso y que, por ejemplo, estuvo nominado a la Palma de Oro en Cannes.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!