viernes, 28 de diciembre de 2018

Dulce (anti)Navidad



Uno de los mayores iconos que nos ha dejado el cine de los 80 fue el ideado por las mentes inquietas de Steven Spielberg, Chris Columbus y Joe Dante, con el que sacudieron (literalmente) la cartelera navideña de 1984. El primero en tareas de producción, el segundo como guionista, y el tercero en la dirección, alumbraron a unos seres que desde entonces se han quedado en nuestro imaginario cinéfilo para siempre. GREMLINS transcurre en una pequeña y típica ciudad norteamericana, precisamente durante las Navidades, y arranca con el descubrimiento de un pequeño peluche viviente capaz de emitir sonidos y mostrarse pleno de empatía en una remota tienda de Chinatown. Gizmo es un Mogwai, una especie cuyo origen permanece en el más absoluto de los misterios, y al que hay que cuidar de una forma muy especial, porque la luz del sol es mortal para él, el agua le hace reproducirse como si fueran esporas y la comida después de medianoche los convierte en su reverso maligno. GREMLINS es pura diversión, un entretenimiento realizado con todo lujo de detalles técnicos, capaces de encubrir una trama enclenque y trillada hasta el límite. Quizá un pelín larga, exceptuando el esplendoroso descubrimiento inicial, después toca introducir a los personajes de carne y hueso sin que ello importe en exceso, sobre todo porque los verdaderos protagonistas son los Gremlins, y más concretamente los malos, que se apoderan de la película en su segunda mitad, desatando un caos de anarquía pura y dura que hoy en día nos resultaría imposible de encontrar en un producto de los designados como "para toda la familia". En mi opinión no ha perdido ni un gramo de todo el encanto que se le presupone a través de los años, y sus animaciones siguen siendo un alarde de imaginación y talento, por lo que me permito volver a recomendársela, y si es posible junto a los pequeños de la casa. Aunque, quien sabe, quizá no vuelvan a ver estas "entrañables fiestas" con los mismos ojos...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!