miércoles, 7 de mayo de 2014

Esta la pago yo



THE WORLD'S END es una película divertidísima, en el oscuro y retorcido modo en que los ingleses son capaces de construir su humor, usando en su favor un saludable sentido de la autocrítica menos autoindulgente. Ese es el gran triunfo del discurso del triunvirato Wright/Pegg/Frost, tocar esa incorrecta educación sentimental que ns advierte de que lo único bueno que puede pasar en una noche pasará dentro de un bar. El circuito de pintas es algo a lo que resulta difícil resistirse cuando uno no quiere más que hacer el ganso y reírte del mundo... o del fin del mundo, que aparte de ser el nombre del mítico último pub también podría tomarse literalmente. Aunque, sinceramente, me parece aún más acertado que este fin del mundo sea menos apocalíptico que el que nos venden insistentemente los yanquis y se refiera más a esa desubicación generacional a través de la que la gente se hace irreconocible entre sí. La metáfora hiriente es la que presenta a nuestros héroes como un grupo de derrotados cuarentones que se han vuelto a juntar (un poco de mala gana) para completar el circuito de los 12 pubs, que dejaron inconcluso veinte años atrás, y que lejos del jolgorio y la temida nostalgia, a lo que apunta es a la obstinada resistencia al paso del tiempo, fundamentalmente encarnado en ese inenarrable (e indomable) Gary King. Mientras, frente a estos anacrónicos adalides del alcoholismo compulsivo y mala vida en general, la juventud actual la conforma una muchachada aséptica, sin emociones aparentes, todos muyy guapos y muy limpios pero incapaces de mostrar un solo signo de humanidad. Así, es poco menos que descacharrante esta ingeniosa vuelta de tuerca al género de "invasiones extraterrestres", siendo estos ese mal endémico, ya socialmente aceptado, que aborrega a quienes precisamente debieran ser punta de lanza del inconformismo. Ese, más o menos, es el gran lema de THE WORLD'S END, pero después está su catarata de diálogos surrealistas, su vertiginoso ritmo y una colección de situaciones a cual más tremebunda; y lo mejor es que ni siquiera necesitas ser inglés para empatizar desde el primer minuto con estos tipos, a lo mejor los únicos capaces de salvar el mundo como tiene que ser...
Recomendable no, lo siguiente...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!