viernes, 16 de mayo de 2014

¡Escribir! ¡Escribir!



Existen varias formas de que una película intente adoptar el espíritu de una obra literaria y termine despeñándose por pura incapacidad. No me refiero a la adaptación, a si la película es más o menos "fiel" al libro, sino a si puede, aunque sólo se trate de sensaciones meramente subjetivas, cargar en sus imágenes el peso de las palabras y llegar a crear un libro visual en el que cine y literatura se confundan. Normalmente esto no ocurre, y las veces en que un director marida pluma y cámara suele conllevar funestas consecuencias y resultados insoportablemente pedantes. No es el caso de François Ozon cuando decidió fijarse en la excelente novela del escritor español Juan Mayorga. DANS LA MAISON no sólo amplifica el retorcido universo del libro original, sino que consigue un plus que, al menos yo, muy raramente veo en el cine, y menos en el cine reciente.
Por un lado tenemos unas interpretaciones que nunca van a supeditar el ritmo narrativo y que elaboran un preciso trabajo preambular, lo que incrementa el misterio de sus fascinantes intenciones. Sin ser tan ampulosa como el TEOREMA pasoliniano, EN LA CASA es, al mismo tiempo, el triunfo del talento puro (el precoz y perverso aprendiz de escritor) sobre la rutina funcionarial (el profesor metamorfoseado en alumno), y la dificultad de ser capaz de dar un salto mortal, definitivo, dañino porque esa es la naturaleza de la literatura que no se conforma con entretener, sino que aspira a penetrar el alma humana. Pero también es preciso indicar la extraordinaria tela de araña que el silencioso manipulador crea (como si de una novela en tiempo real se tratase) valiéndose de sus adictivos relatos para que éstos retroalimenten su ansia por profanar la vida de una familia aparentemente modélica. Lo que Ozon propone muy acertadamente es el retrato del artista adolescente como vampiro o secuestrador, una fuerza imparable que no conoce frenos y, por tanto, si dispone del talento en bruto, puede llegar a rozar la genialidad; el tanto a su favor, en este caso,  es mostrar sin innecesaria vergüenza que "ir más allá" tiene sus consecuencias, pero que a veces olvidamos que una obra que nos deja sin palabras viene de una historia personal anterior, y que no siempre podríamos llegar a concordar con ella. Ozon es un director que normalmente me irrita por su asunción cognitiva, que aprisiona y acartona sus buenas intenciones; si es capaz de mantener un cierta línea ética como la lograda en este excelente film puede que llegue a ser lo que sin duda pretende: convertirse en uno de los nombres básicos de la cinematografía mundial.
Saludos.

2 comentarios:

ricard dijo...

Me parece un film extraordinario.

dvd dijo...

El mejor de Ozon. El menos amanerado y el más atrevido...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!