viernes, 2 de mayo de 2014

El dominio del folklore



Sin ser de sus trabajos más inspirados, ONDINE muestra a un Neil Jordan más preocupado por ofrecer un divertimento cómplice con un espectador dispuesto a zambullirse en una historia llena de guiños. Importa menos, por ejemplo, el extraño giro final que, con todo, contiene la dosis justa de magia para que sea el mismo espectador quien decida si debe creer en lo que está viendo o no. Otra cosa es la discutible elección de Colin Farrell, que por mucho acento irlandés que ponga ya pertenece a otro estrato profesional muy distinto del que demandaba un personaje que en su piel queda más caricaturizado. Es la historia de un pescador sin suerte que un día encuentra en sus redes a una hermosa joven, y a partir de ahí su fortuna cambiará y se sentirá cada vez más atraído por la misteriosa muchacha, que habla con acento extraño y que nunca da respuestas concisas, como si la vida en la tierra le fuera del todo extraña.  ONDINE tiene menos terremotos y, ya digo, termina siendo un apacible relato con una pizca de buen y sano humor irlandés y algunos pequeños misterios que Jordan es capaz de desentrañar con su enorme sentido del oficio. Y es que cada vez que se ha acercado a su país, sus mecanismos y tradiciones, lo ha hecho casi desde fuera, como el gran y curioso cineasta que sigue siendo. Véanla si no quieren ser zarandeados y sí cuidados.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!