jueves, 11 de julio de 2013

La bisutería



La brutal diferencia entre el gran artista, elevado muchos metros por encima de los simples mortales que admiran su obra, y el linotipista embaucador que, usando material ajeno, compone lo único a lo que puede acceder, que es la copia de baja estofa, queda perfectamente retratada en una película de animación que durante muchos años (acaba de cumplir 30) tuvo sobre sí un injustificado aura de adoración cuasifanática. Esto es moneda de uso común en el mundillo del cómic, y más concretamente en el del cómic de fantasía heroica, pero no es menos cierto que en múltiples ocasiones, y si no se sabe ajustar una serie de parámetros correspondientes, esto supone más un escollo "de fondo" que una ventaja. Economicemos recuerdos. FIRE AND ICE (ustedes la recordarán por "Tygra", pero su título original era éste) hipersalivó tanto a comiqueros irredentos como a profanos imputados a huevo por aquella maravillosa orgía de las salas que hubo en los 80; su triunfo: un trazo diáfano, simplista, deudor de un Conan que por entonces estaba en lo más alto, y una trama que hacía parecer dicho trazo una fantasía de Klimt. Esto sería hasta saludable si no contáramos con que FIRE AND ICE parte de una idea original del más grande ilustrador y creador de comics de la historia, el señor Don Frank Frazetta, y comparar el poderoso trabajo de éste con las terroríficas limitaciones (que por otra parte siempre tuvo) de Ralph Bakshi en lo técnico y unos sorprendentemente convencionales Roy Thomas (Conan... Conan...) y Gerry Conway en lo conceptual, es poco menos que un chiste que, afortunadamente, ha quedado en anécdota gracias al paso del tiempo. Aun así, en plena era digital puede ser reconfortante (no sé lo raros que pueden llegar a ser ustedes) volverse a encontrar con un film repleto de señores musculosos en taparrabos, babeantes trogloditas de (supuestamente) groso sexo, animalicos antediluvianos, malos de malaria (por lo azul) y, sobre todo, una curvilínea muchacha que es capaz de correr, despeñarse, nadar y hasta poner cara de sorprendida (yo miraba a la cara, lo juro) ataviada únicamente con un inexistente bikini transparente... Y ahí lo dejo, que me cargo lo poco de bueno que tenía la cinta. Aunque en realidad, lo que deberían hacer ustedes es volver a Frazetta. Simplemente háganlo por imperativo intelectual.
Saludos sin frío ni calor.




2 comentarios:

David dijo...

La peli nunca he podido terminar de verla las dos o tres veces que la pillé( no me enganchó).... Otras de Bakshi me han gustado más...
Y Frazetta es un buen ilustrador (no de mis favoritos si lo comparo con Rockwell, Pyle, Schaeffer, Wyeth u otros, pero bueno, eso es otro tema...) pero como creador de comics más bien nulo o poca cosa (bueno, hizo de negro de Capp en Lil' Abner y algunas historietas para EC o Warren; pero de ahí a gran creador de comic hay un trecho).
Un saludito.

dvd dijo...

Mi fascinación por Frazetta proviene del mismo lugar que la que siento por Draper (y por otros, pero estos son los más evidentes), esto es: el aroma de un momento que ya no volverá. No entro en quién es mejor, sino en quién me estimula de forma más potente. De hecho, a mí me parece más un pintor que un dibujante de comics...
Un saludo.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!