martes, 9 de julio de 2013

En brava posteridad



A partir de los años sesenta, y muy en consonancia con lo que significaba por entonces el swinging London como símbolo cultural de vanguardia, la BBC prestó su apoyo al BFI Experimental Film Fund en la realización de varios largometrajes bajo un claro epígrafe: "London Underground". A medio camino entre el ensayo warholiano o el terrible estructuralismo de Michael Snow, el título más representativo de esta efímera corriente fue HEROSTRATUS, monumental ladrillazo de dos horas y media con muchos fondos negros, muchos rostros iluminados en colores, una señora (en realidad son dos) de muy buen ver y un protagonista muy Mick Jagger que se pasa casi toda la película en pijama y el torso desnudo. Pero bueno, también hay un atisbo de trama, que viene a decir que este muchacho, en un acto de desafío al mundo biempensante, propondrá un trato a un alto directivo de una cadena de televisión: que filme su suicidio en directo saltando desde un edificio. Pero más allá de todo esto, debería reseñar algunos puntos cruciales por si alguien se atreve con un film, efectivamente, farragoso. Primero, su director, el australiano Don Levy, tras tardar cinco años en completarlo prácticamente desapareció del mundanal ruido, se dedicó a la enseñanza y en 1987 se suicidó. No queda esto aquí, pues su protagonista, Michael Gothard, que luego tuvo una discreta carrera como secundario, se ahorcó en 1992. Ambos sufrían de graves episodios de ansiedad y depresión. En el bright side of life, que dirían otros, destacaba la magnética presencia de Gabriella Licudi, una actriz de cortísimo recorrido a la que aludí en mi reseña de THE LIQUIDATOR y que personalmente encuentro irresistible y una megajovencísima e irreconocible Helen Mirren, en el que supongo uno de sus muy primeros papeles. En suma, una película no tan compleja como pedante, en la que, por poner un ejemplo que cualquiera puede entender, su dirección no sobresale tanto como su excelente fotografía, obra de Keith Allams y una hipnótica banda sonora a cargo de Halim El-Dabh. Así que avisados quedan.
Saludos perfundidos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!