viernes, 8 de marzo de 2013

Un documento para creyentes



El documental que ha ganado el oscar este año ha sido una curiosa producción sueca acerca de la imposible búsqueda de un misterioso cantautor norteamericano de raíces hispanas a cargo de sus únicos fans en todo el mundo... en Sudáfrica... Pero no nos confundamos, porque SEARCHING FOR SUGAR MAN no es ningún peñazo transnacionalista con ínfulas bienhechoras y edulcorantes; antes al contrario, lo que el joven Malik Bendjelloul (sí, no es un nombre muy sueco, pero qué le vamos a hacer) propone en esta excepcional película, que pasa en un suspiro y dejándonos con una sonrisa de oreja a oreja, es nada menos que ajustar cuentas con una industria, la musical, que no es que esté ciega, sino que no está dispuesta a deificar a quien simplemente es capaz de mantener los pies en el suelo en mitad de la tormenta. El caso, curioso como pocos, nos lleva hasta la rígida Sudáfrica de aquel canalla llamado Pieter Botha, y sin entrar en demasiados detalles se nos cuenta el extraordinario impacto que las canciones de un tal Sixto Rodriguez tuvieron en la juventud anti-Apartheid, recluida en un sistema que apenas filtraba nada del mundo exterior. Rodriguez era un insólito cruce entre Bob Dylan, Nick Drake y cierta poesía amalgamada tras muros de ácido, un tipo muy de finales de los sesenta, aunque por aquel entonces la tipografía abundaba... de no ser porque a Rodriguez, literalmente, no le conocía ni el Tato (santo patrón de los sabihondillos). Grabó dos discos, sus productores lo alababan y no entendían cómo a nadie le podía interesar, así que pasó el tiempo y Rodriguez desapareció de cualquier tipo de escena artística... pero en Sudáfrica seguiría siendo un ídolo "más famoso que Elvis Presley". La epopeya (literal) de un audaz periodista que decidió recoger el testigo que un grupo de ultrafans le dejó para que intentara seguir el rastro de tan misterioso personaje es el eje central de un documental que, casi sin pretenderlo, cuenta muchas más cosas de las que parece, y que es un emocionante soplo de aire fresco y nada ombliguista. Lo que cuenta no es en absoluto nuevo, pero lo hace tan bien que uno no se arrepiente de haberse acercado a esta joya que perdurará, y puede que incluso más que su leyenda olvidada...
Saludos dulces.

4 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Es un buen documental pero yo creo que se pasan a la hora de beatificar a Rodriguez aunque el tipo tenga pinta de ser un ser humano con un corazón del tamaño de Jalisco. Pero se les ha ido un poco la mano, aunque yo me dejé llevar tan ricamente. No sé si se pueden extraer muchas moralejas de las bondades o maldades de la industria musical... para mí se certifica algo de lo que yo estoy convencido desde hace muchos años: la importancia de la suerte en nuestras vidas.

dvd dijo...

Yo creo que si en vez de hacer un documental lo hubiesen dramatizado, les habría salido una película aún mejor, un poco como trasladar a Capra a nuestro tiempo. Reconozco que me gustó más la historia en sí que la película/documental en sí, pero es tan entretenida...

Mister Lombreeze dijo...

hombre, faltan algunas sombras para compensar tanta luz, ¿no?. Es una gran historia pero un no tan gran documental, aunque desde luego es más que recomendable. ¿quién no querría tenera a Rodriguez de colega?.

dvd dijo...

Yo no pude dejar de recriminarme: ¡¿Pero cómo coño no conocía a este tipo?!... Menos mal que en la peli dejan claro que, menos en Sudáfrica, no lo conocían ni en su barriada...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!