miércoles, 20 de marzo de 2013

... Habrá petróleo...



El western, como no puede ser de otra manera, se ha prestado al manoseo e hibridación con saludable impudicia. Ha habido títulos que, casi pasando de puntillas por el género, retenían el aroma inigualable e inconfundible de las "películas del Oeste"; algunas con mejor fortuna que otras, pero siempre sustentándose en una época que tiene mucho de mitología candente. En este sentido, me dispuse hace poco a recuperar una curiosísima película del muy olvidado Albert S. Rogell, a la sazón más reivindicado por aquella aproximación, en clave pseudocómica, al universo de Edgar Allan Poe que fue THE BLACK CAT; sin embargo, la que me parece su trabajo más certero y personal es IN OLD OKLAHOMA, que también es conocida por otro título, WAR OF THE WILDCATS. Y uno ve aparecer por allí a un joven (hablamos de 1943) John Wayne y con el recuerdo aún reciente de STAGECOACH, y la asociación es inmediata. Sin embargo, este film elude muchos lugares comunes, y aunque tiene gran parte del genuino "espíritu fordiano", sería recomendable un visionado atento para degustar sus muchas capas. En primer lugar, lo que el guion de Ethel Hill pretende es abarcar dos frentes: la fiebre del petróleo y la extinción de los pistoleros. Por un lado, Albert Dekker encarna al incipiente gran magnate de las perforaciones, aún con un pie en el "viejo mundo", pero dejando de lado los escrúpulos para apoderarse de cuantas tierras le sean necesarias; por el otro, irrumpe (un poco bruscamente, hay que decirlo) el pistolero/soldado, que ha vuelto tras "hacer las Filipinas" y que se encuentra con un mundo que no es el que dejó antes de partir. Ambos competirán por una explotación y por los favores de una mujer, la improbable y desenvuelta maestra de escuela interpretada por Martha Scott, más recordada por su papel en BEN-HUR. Así, S. Rogell, intenta contentar a todo el mundo y enlaza los diálogos de corte humorístico con escenas de pelea, una estampida de carromatos, un tiroteo e incluso un número musical de can-can... Demasiadas cosas, y demasiada fatiga para un resultado más liviano de lo esperado; no es una película que haya pasado a la historia, pero es curioso cuando uno rastrea las casi imperceptibles huellas de films tan insólitos como THERE WILL BE BLOOD. Y es que no sólo de westerns vive el hombre...
Saludos en crudo.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!