martes, 26 de marzo de 2013

Con dos principios



Porque la verdad es que hace falta tener muy arraigado el sentido de la dignidad (hoy algo absolutamente dejado de lado) para convertir a un forajido en la gran esperanza de la humanidad. O al menos de su vertiente más hombrada. Es mitología, la del ojo por ojo; la que no dejaba crecer la mala hierba por los cojones de destripar al cobarde, al indigno de portar un arma, al tuerto. Fritz Lang era uno de esos directores que creía antes en los ciegos, por eso vio en aquel Henry Fonda, raíz de los héroes de una sola pieza, al mejor actor posible para dar vida al hermano de un, sí, un forajido. Y aunque el mito de Jesse James haya tenido multiplicidad de interpretaciones, desde el condescendiente hasta el más salvaje e indómito, me parece muy interesante volver sobre la pista señalada en THE RETURN OF FRANK JAMES; y mucho más después de haber visto (y disfrutado) la estupenda película de Andrew Dominik, que parte (sin casualidad alguna) del mismo e inmortal suceso en el cual un tipo llamado Robert Ford daba muerte a Jesse James de la manera más idiota y desmitificadora posible. El reto, por tanto, consiste en llevar el ascua a donde corresponde, que no es otro sitio que dar la vuelta a todo y convertir a Frank James en una suerte de ángel vengador, y de paso, en el gran protagonista, puede que involuntario. El film de Lang es un prodigio de concisión, apenas necesita de hora y media para abrir varios frentes, desarrollarlos y dar una resolución satisfactoria para cada uno de ellos; el resultado es uno de esos westerns sin fisuras y que adelanta (seguramente sin saberlo) a una estirpe de héroes que-siempre-van-más-allá de lo que nosotros, simples mortales, podremos entender por culpa de nuestra limitada sensatez. Frank James no sólo es el mejor con el revólver, además es justo con los que están en inferioridad, convenientemente distante con las damas, calculador en la adversidad y, cómo no, guardián del arquetipo norteamericano: práctico y diplomático a partes iguales. Si aún creen que es imposible que exista alguien así, vean la película...
Saludos fraternales.


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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!