martes, 18 de diciembre de 2012

El chico con el escorpión en la espalda



Hay una cosa que me gusta especialmente en el cine del danés Nicolas Winding Refn: pese a sus limitaciones de toda índole, siempre parece estar al tanto de las mismas y, al ser consciente, intenta ofrecer el mejor producto posible, como si el esfuerzo estuviera por delante de una cierta inspiración ¿Qué le falta para ser un grande? Pues me parece que inventar, establecer, que empiecen a copiarle a él; pero que está en el camino creo que no lo discute casi nadie. DRIVE es un paso adelante (o puede que dos o tres), una película que a la asombrosa estilización de Winding Refn (y que mostró sobradamente en, por ejemplo, VALHALLA RISING o BRONSON, y por no hablar de su apabullante trilogía PUSHER), añade dos aspectos vitales en la madurez de un director de cine: el dominio del sentido del ritmo y la dirección de actores, donde estos dejan de "servir al fin" y se definen a sí mismos como entes integrados. Si el perfil es bajo, diremos que DRIVE no es más que una nueva vuelta de tuerca al (anti)héroe solitario y taciturno que, en un momento dado y obligado por las circunstancias, dará rienda suelta a su lado oscuro. Con uno de los mejores trabajos de montaje que he visto últimamente, lo difícil de esta fábula envuelta en sangre y gasolina no es acentuar los momentos álgidos, donde el espectador más avisado siempre esperará un plus, sino hacer danzar la historia desde su deslumbrante comienzo, donde, sin apenas palabras, el magnífico personaje interpretado por Ryan Gosling queda trazado, hasta su desmelenado final, donde en verdad uno puede (y debe) esperarse casi cualquier cosa. Esto es tanto así por la compleja inclusión de unos personajes secundarios (la joven madre interpretada por Carey Mulligan, sobre todo), que amenazan constantemente con una ridícula banalización argumental, puesto que este protagonista, un conductor, pero también un pistolero con más sombras que luces, no necesita razones para hacer lo que hace, y su ética es aceptada por sus propios actos. Es el bueno quizá porque no hay otro a mano, y en esa amargura de no poder cumplir las expectativas de los que le rodean, Winding Refn sale victorioso al entregarnos una película tan emotiva como entretenida; un western apocalíptico sobre lo injusto que es perder cuando no eres dueño de tu propia vida. Un film que será recordado cuando pase el tiempo y que forzosamente ha de suponer ese chasquido de rotura para un director que, en contra de lo que muchos pudieran pensar, yo consideraba atenazado por una extraña timidez conceptual. Magnífica, en todo caso...
Saludos especialistas.

4 comentarios:

andres aros dijo...

una crítica acertada y justo a la medida de esta excelente,y para mí, de las mejores películas de este año. un saludo desde Colombia. http://asaltovisual.blogspot.com/

dvd dijo...

No hay de qué, amigo...

Mister Lombreeze dijo...

Coño, a Winding ya lo están remakeando, aunque la nueva versión de Pusher es floja.
Drive es un remake de Raices Profundas, por cierto. Mi sobrino tiene esa chupa, se la compro en LA. Está demandadísima y me contó que vio a tipos con palillos en la boca. Qué grande es el cine cuando es grande como esta película.

dvd dijo...

Es que SHANE sigue siendo una película tremendamente influyente, casi seminal... Yo lo que eché un poco de menos fue un poco más de énfasis en las escenas de coches; pensaba que iba a ir por ahí y no...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!