sábado, 15 de diciembre de 2012

Coordenadas



Llegados a este punto, no hay por qué ser más inductivo de lo necesario; y sin plumas y sin adorno. Seré claro y preclaro para con todos ustedes que tanto y tan bien se dignan a leer estas arrinconadas páginas. Hay muy pocas películas contemporáneas que yo haya visto últimamente y que de verdad pueda considerar como indispensables, grandes obras por lo que de reveladoras tienen, por el avance que suponen para un medio, el audiovisual (antes conocido como cine) que no pasa precisamente por sus mejores momentos. Dicho esto, y teniendo en cuenta que no suelo yo prodigarme en esto del elogio ni la recomendación fácil, les voy a recomendar una película para estas Navidades (o para cuando quieran, claro). Se trata de la mastodóntica (y no tanto por duración como por generosidad) HISTORIAS EXTRAORDINARIAS, del argentino Mariano Llinás, una gozosa celebración de los sentidos tanto para cualquier cinéfilo como para todo gran amante de la narración pura, del éxtasis de estar ante alguien que nos cuenta algo para que lo incrustemos inmediatamente en nuestro subconsciente. Hablar aquí de un argumento se me antoja ridículo; no porque éste no importe o sea flojo o inconsistente, sino porque lo que realmente importa es rastrear huellas por todo un inmenso mapa que se nos va desplegando inesperadamente y cuyos personajes principales, además de que sus nombres nos sean escatimados por tres letras (H, X y Z), bien podrían ser considerados como tres coordenadas (quizá, altura, latitud y longitud) para intentar orientarnos por este verdadero work in progress, casi un juego de rol en el que sólo podemos asistir como observadores privilegiados, pues sólo nosotros manejaremos toda la información. Como en la vida, Llinás entiende que una cosa lleva a la otra, así que su complejísimo guion es una sucesión de eventos a la manera de una pista de fichas de dominó que van cayendo una detrás de otra. Más que querer narrarnos "algo" concreto, la sensación es de que simplemente "hay" que narrar, que es necesario disponer del espectador/oyente (más oyente que nunca) y contarle una historia, compleja, eso sí, pero no más que un cuento para mantenernos pegados a la pantalla durante sus cuatro horas, que pasan en un santiamén. Podremos rastrear a Kafka, Stevenson, Poe, Verne y hasta a Carver; y no se sentirán decepcionados si son buenos lectores, si son de los que sienten el escalofrío por la espina dorsal al abrir un libro y sostenerlo frente a ustedes, HISTORIAS EXTRAORDINARIAS es lo más aproximado a ello que el cine, conscientemente o no, ha dado en los últimos tiempos. Será una obra maestra, sin duda.
Extraordinarios saludos.


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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!