sábado, 3 de noviembre de 2012

La casa de tu vida



Soy consciente. Ya lo era cuando vi LA LÍNEA RECTA; la división entre un tipo de público y otro es notoria, cada vez más. Y hay dos tipos de público, el abierto y el otro. El otro puede ser reaccionario, conservador o simplemente ignorante, porque no quiere saber más de lo que sabe. Y en este sentido, no es lo mismo ver el bombazo taquillero del año, el que sea, que una película que intenta ensayar nuevos modelos de representación. De acuerdo que este cine no es fácil, pero tampoco es demandable que lo sea. Y lo que José María de Orbe propone en AITA no es lo mismo que el retrato de alienación de su anterior largo, sino un calmoso homenaje cuasiepistolar a su familia, pero sobre todo al caserón, hoy en ruinas, que les perteneció. En diferentes planos de lectura, AITA es también, como su propio nombre indica, la evocación del padre ausente, o la invocación casi fantasmal que queda fijada en las despellejadas paredes por medio de unas proyecciones que ocupan el lugar de un álbum familiar imaginado. Claro que no es divertida, y tampoco es muy entretenida; esta película es, sin llegar a lo explícitamente experimental, un punto de partida, o puede que una bárbara sucesión. Un momento filmado, tanto como un exorcismo puesto en imágenes. No es divertida; es sugerente.
Saludos paternos.

2 comentarios:

Cinemagnific dijo...

Muy interesante. Me la busco, me interesa tanto el tema como la búsqueda de nueva representación que mencionas.

dvd dijo...

A mí me gustó, aunque sin volverme loco. Ahora bien, casi nadie entiende este tipo de cine en este país, así que estamos contracorriente...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!