domingo, 11 de noviembre de 2012

Rincón del freak #84: Todo nublado, todo guarreado...



Aquí no nos lo creemos; en realidad nunca nos o hemos creído. Respiren. Vale tanto un kilométrico y sentido homenaje al cine de Yasujiro Ozu como un sano standby a ese otro cine nipón más desmelenado e inclasificable; no porque no se pueda clasificar, sino porque su propia falta de sentido del humor desconcierta al más pintado. Hoy les iba a presentar una de esas obras de culto que a mí, particularmente, no sólo me irritan, sino que seguidamente me trae al fresco por todo lo dicho antes. Un tipo, Yoshihiko Matsui, que entre 1979 y 1988 dirigió tres películas (que digo yo que lo son) con títulos tan chispeantes como LATA VACÍA Y OXIDADA, EL POLLO-CERDO SUICIDA y la que hoy no nos ha de ocupar mucho espacio-tiempo, THE NOISY REQUIEM. Una castaña de 150 minutos en blanco y negro acerca de un tipo (juro que no sabía discernir si era el mismo a lo largo de todo el metraje) con gabardina que guarda un maniquí en un palomar y que va rellenando con los órganos que arrebata a las diversas niponas que sucumben bajo sus malvadas garras. Insufrible es el adjetivo; un mareo constante de cámara, casi sin diálogos y muchos ruiditos. Yo este cine japonés (del que Sion Sono sería discípulo, por ejemplo) me lo conozco, y no me gusta; no me gusta que se tape una total falta de ideas con un supuesto extremismo visual, que a espectadores poco entrenados puede sobrecoger, pero que a estas alturas queda más mitificado que ninguna otra cosa. Y me gustaría acabar señalando los muchos kilómetros de diferencia (en trangresión, en visión adelantada) que separan, ahora mismo, a dos propuestas que aparentemente podrían militar en un mismo bando. Sí, es Carax, por supuesto.
Saludos con ruiditos.


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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!