viernes, 9 de noviembre de 2012

Ozu en Viernes #29



25 años después, Ozu aceptó el encargo de la productora Daiei, en la que trabajó Kenji Mizoguchi, y rodó fuera de su factoría habitual, la Shochiku. La condición fue un remake en color de UKIGUSA (LAS HIERBAS FLOTANTES), de su etapa muda. El resultado es una película soberbia, de una plasticidad apabullante desde su bellísimo y enigmático plano de apertura, en el que un faro en la lejanía del mar queda supeditado a una botella negra en primer plano; un cuadro estático "en movimiento", si tal cosa es posible. El film contiene exactamente la misma trama argumental que su predecesora, en la que una troupe de teatro recala en una pequeña población, sin que los actores entiendan muy bien cómo el patrón ha elegido un sitio donde las recaudaciones no pasan de lo irrisorio. La razón es bien distinta, pues allí vive una antigua amante y su hijo (de los dos), ya mayor y que no conoce tal circunstancia, ya que tiene al patrón como un "tío lejano". Los días transcurren plácidos hasta que la actual pareja del patrón, una actriz, se entera del asunto y decide tomarse su pequeña venganza, usando a otra actriz más joven para seducir al muchacho. Hasta aquí, más o menos, la premisa argumental; algo que no pasaría de un mediano melodrama en otro director, pero que en manos de Ozu cobra una dimensión casi filosófica, aunando las contradicciones humanas con los deseos y aspiraciones de unos personajes que se necesitan tanto como se repelen. Mientras, en otro apartado, destaca otra lección de uso del color; increíble para alguien cuya filmografía es casi toda en Blanco y Negro, y que supera la barrera de lo bello sin pararse en lo funcional. Nada parece sobrar en un encuadre de Ozu, pero tampoco existe ninguna sensación de recargamiento, por lo que la cualidad queda servida en el instante que el espectador se reconforta al poder disfrutar de un espectáculo visual deslumbrante que, empero, no ha de desviar su atención de una trama siempre mucho más profunda de lo que su aparente ligereza marca como friso vehicular. Como siempre, como nunca, magistral.
Saludos flotantes.


2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Para mí es la mejor de las películas de Ozu que he visto. Como siempre, yo no encuentro esa profundidad de la trama de la que hablas.

Eso sí, es una película muy hermosa.

dvd dijo...

Profundidad de sentimientos, de emociones, dar la sensación de que lo que vemos en pantalla está vivo, palpitante...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!