lunes, 30 de enero de 2012

Magia potagia



Lo he dicho muchas veces; siempre estoy dispuesto, cuando me pongo a ver una película, a que me engañen, pero bien engañado. Eso significa que acepto incondicionalmente que lo que ocurre ante mis ojos es mentira, pero el trabajo de quien lo hace es que me resulte creíble. Así, sin más. Y como hay películas de coletilla odiosa ("Basada en hechos reales..."), y otras que hicieron en su momento que siguiéramos soñando con lo imposible, justificar y reunificar ambos laterales, al menos en el cine actual, es lo más complicado, una autoinmolación que no sale bien casi nunca. Casi, porque a veces hasta Hollywood da algún chispazo de riesgo (no lo llamaré genialidad), como el asumido por Jonathan Glazer en BIRTH, una historia tan inverosímil que prácticamente podríamos afirmar que se quedó sin defensores, sin público, desde el mismo día de su estreno. Es paradigmático aportar el dato de que Glazer, que deslumbrara hace más de diez años con su ópera prima SEXY BEAST, sólo haya podido rodar su tercer título a lo largo del año pasado y que hayan pasado casi ocho desde la que hoy nos ocupa. No sé exactamente cuáles son los motivos, pero me los puedo imaginar. BIRTH es como si nos fuésemos de vacaciones al Caribe justo cuando nos han echado del trabajo; en lugar de llorar por los malos tiempos, nos introducimos sin ambages en un lujoso apartamento de la Quinta Avenida, aquellos en los que siempre transcurrían las películas de la época dorada, donde una Nicole Kidman de suaves modales y pelo corto se traga la tristeza tras haber perdido a su marido durante toda una década. Justo cuando parece haber encontrado de nuevo el amor y preparar una nueva boda, irrumpe en su vida un niño de diez años que le dice que no se case porque él es su marido redivivo... o reencarnado... averigua... Esto es todo. Es decir, que o nos convertimos en creyentes rendidos de la causa o no tenemos absolutamente nada que hacer durante los siguientes 100 minutos. No voy a contar la película aquí, sólo me gustaría añadir que a mí sí me gustó, con moderación, pero me pareció un relato puro de género fantástico, un género notablemente devaluado hoy día por culpa de los efectos digitales, que, por cierto, no le hacen falta a este curioso director para construir su historia, le basta con un excepcional trabajo de sus actores para que seamos, una vez más, creyentes.
Saludos de vuelta.

3 comentarios:

Möbius el Crononauta dijo...

Uy no soy muy de Nicole pero el pelo corto le sienta de lujo. Perdone el comentario rosáceo pero no he visto la película.

saludos

Kinezoe dijo...

Recuerdo esta peli porque la vi en el cine y salía Lauren Bacall. Y también porque había un plano corto de Nicole -mientras asistía, creo, a una representación operística- que se mantiene durante un minuto (o más) y que me pareció sublime. Estaba muy bien la Kidman, sobre todo en ese plano en el que no menciona palabra. El niño me resultó un poco cargante pero la película no está mal del todo. Entretenida.

Saludos.

dvd dijo...

Sí, tampoco es para mucho más; entretenida, aunque la idea daba para mucho más...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!