viernes, 13 de enero de 2012

Grandes cambios para que todo siga igual



El problema de una película como MAMAN EST CHEZ LE COIFFEUR no es ni siquiera su calidad cinematográfica, que evidentemente la tiene, sino su vocación continuista o su incapacidad manifiesta (entendida ésta como doliente pudor o irrenunciable cariño hacia sus esbozados y esforzados personajes) para la exploración, no ya formal, sino psicológica. Léa Pool, directora suizo-canadiense, no logra evitar esos abultados picos de sentimentalismo que ya hicieran de THE BLUE BUTTERFLY, su anterior film, una interminable letanía hiperromantizada y superazucarada, algo que no ocurría en el que sigue siendo su mejor y más fascinante film, EMPORTE-MOI, que encaraba con valentía el dilema de la identidad sexual entroncándolo nada menos que con el ideario godardiano. Aquí, y pese a la estupenda recreación de los años sesenta, se nos hace pasar la peripecia juvenil de tres hermanos cuya madre decide "vivir su vida", abandonando a éstos y al padre, por el enésimo peaje de entrada a la madurez, salpicándolo con alegres notas de costumbrismo y un preocupante tufo a inocuo, a ese extraño ex machina protector que no es más que la sensación de que el director puede salir en cualquier momento a escena diciendo: "No se preocupen por ellos, a los niños no les pasará nada; no es más que una película". Ése y no otro es el lastre de un film que, por otra parte, y pese a su inexplicable tibieza, tiene momentos de gran fuerza, como los que muestran la incapacidad del padre para asumir su nueva e inesperada situación (qué gran actor es Laurent Lucas). Una película que se deja ver, sin duda, pero que deja, al mismo tiempo, un regusto a retrato incompleto; algo le falta para ser mejor de lo que finalmente resulta ser.
Saludos con bigudíes.

2 comentarios:

Cinemagnific dijo...

Pues no la conozco, ni la peli ni a la directora.

dvd dijo...

Es cine canadiense, y la distribución ya se sabe...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!