viernes, 18 de marzo de 2011

La realidad se pervierte ante los espejos



Uno de los grandes problemas del cine español reciente es la incapacidad para hilvanar un discurso propio, al margen de si lo que se está contando es real (realista) o exagerado, o lo que sea. En el cine español se es muy dado a tapar carencias, no asumiendo las propias limitaciones, sino sentando absurdas cátedras de composición, afectando esto a personajes, guión, montaje, etc... Llevaba un tiempo queriendo hablar aquí de HÉCTOR, de Gracia Querejeta, la cual vi en el momento de su estreno y rescaté hace unos días sólo para darme cuenta de que todo lo que he escrito antes se le ajusta como un guante. HÉCTOR es una insoportable historia con un magnífico guión; una sucesión de arquetipos televisivos (el eterno retorno del cine español) que lastra el trabajo de los actores, pulverizándolo, convirtiéndolo en una burda caricatura de lo que sólo pretende ser: cine cercano. Querejeta piensa que una historia cercana lo es sólo por estar localizada en el extrarradio, que sus personajes trabajen en una empresa de mudanzas, se tomen cañas en el bar de abajo y miren al infinito con el fondo de una canción de Pedro Guerra... No es una película abominable, tiene momentos de buen cine clásico (la parte final) y un tono constante que le impide caer en la autoparodia. Lo que más interesa a la directora y a David Planell es que los personajes no pierdan la dignidad, que todos veamos que es estupenda la cultura de los 60 metros cuadrados mientras podamos reunirnos los Domingos para hacer una paellita después de que la niña cante en el coro de la iglesia; iglesia de barrio, por supuesto. No hay aquí mirada, sino constatación del propio reflejo, devuelto por los ruegos del "virgencita, que me quede como estoy". Ah, bueno, hay una como historia conductora sobre un chaval que se muere la madre y se va a vivir con los tíos y su padre viene a buscarlo después de muchos años sin verlo... pero vamos, que eso lo tienen todas las tardes en la tele, se llama "culebrón".
Saludos patriotas.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!