martes, 22 de marzo de 2011

¿En qué piensan los hombres?



Increíblemente, Charlie Kaufman resulta ahora que es un creador popular (popular es que le gusta a mucha gente); y no lo digo por lo raro que es el tipo, sino porque no lo oculta, ni siquiera lo disfraza. A mí ni me gusta ni me disgusta, me parece un excéntrico apocado (!!), con su pizquita de talento, sus obsesiones, sus manías y lugares comunes; Woody Allen lo hace mucho mejor, pero a día de hoy olemos a Kaufman a poco que algo suyo aparezca por una pantalla. Hay mucha gente que alaba ADAPTATION, una película que promete mucho más de lo que ofrece y que empieza mucho mejor de lo que acaba; una pirotecnia extravagante disimulada con un corolario de emociones, en su mayor parte superfluas y con poco sentido. Sí, la crisis creativa y, paradójicamente, el juego dramático que da cuando en realidad no hay absolutamente nada que contar. El principio es lo mejor, mostrando al propio Kaufman interpretado por un Nicolas Cage igual de gesticulante que siempre, lleno de miedos e incertidumbres; no tiene tanta importancia lo que sí la tendrá luego, la excusa del guión adaptado y toda la cosa aquella de las orquídeas... No sé, sólo creo que lo que en propuestas similares no es más que un chiste privado a Kaufman se le eleva a la categoría de hallazgo metacinematográfico, y tampoco es eso. Una vez presentados los personajes, uno piensa en una especie de metáfora hiriente, como ocurriría (curiosamente de forma invertida) en la muy superior SYNECDOCHE, NEW YORK; sin embargo, ADAPTATION se conforma con que nos apiademos de ese guionista del que, francamente, me cuesta creérmelo, porque ¿cómo llega uno a un puesto así con tantos miedos e inseguridades? ¿Una pose?, claro, a todos nos gusta el drama, sobre todo para hablar de nosotros mismos, y Kaufman, que no tiene un pelo de tonto, lo sabe perfectamente; el problema es que todo este artefacto devenga en una historia atractiva y bien contada. En lugar de eso, está todo el rollo de las orquídeas, el papel de Chris Cooper, que está muy bien interpretado pero no logro imbricarlo en lo del guionista; la fascinación de Meryl Streep, aquí la escritora del libro a adaptar, por dicho personaje y su natural aventurero; el hermano gemelo de Kaufman, Donald, que es un pasota sin talento pero mucho desparpajo, así que un escrito suyo triunfa pese a carecer de calidad literaria, según el propio Kaufman, claro... No sé, no me lo trago, no en la medida de correspondencias que el guión de Kaufman exige; un guión que no es complicado sino enrevesado, y hay mucha diferencia entre una cosa y la otra. Y del final no hablo, que es de lo peorcito que he visto en años; sólo diré una cosa para concluir: ya va siendo hora de que nos dejen de poner accidentes de tráfico para rematar una escena que ha perdido toda la fuerza por sí misma; y en esta película hay varios...
Saludos hidropónicos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!