martes, 29 de marzo de 2011

Habas con jamón



Es curioso cómo los modos y motivos se van perfilando y repitiendo a lo largo de filmografías tan diferentes entre sí como son, por ejemplo, la española y la francesa. Esto puede que no sea más que la constatación de que existe una industria del entretenimiento "estándar", dedicada en cuerpo y alma a satisfacer los minutos semanales (en el mejor de los casos) de "proyección" que un ciudadano necesita para solazar su escaso y cuidadosamente distribuido ocio. Es curioso, digo, porque he encontrado algunos ejemplos bastante ilustrativos de esto, como estas nuevas comedias de época ambientadas en una guerra (preferiblemente en el siglo XX), y que se sirven de una serie de personajes digamos inusuales, como son aquellos teatros de varietés, repletos de tanto entusiasmo como miseria... O así es como queda al final en artefactos como FAUBOURG 36, la segunda incursión de Christophe Barratier en esto de entretener a las masas, tras el cornucópico éxito de LES CHORISTES, aunque aquí, como era de esperar, el encanto brilla aún menos y cansa un poco más. Fácil de resumir, FAUBOURG 36 presenta un teatro, el Chansonia, en quiebra y que deja a sus artistas en la calle; éstos, lejos de desanimarse, hacen piña común e intentan reflotar el Chansonia con su insuperable e inagotable ingenio. Por supuesto hay un empresario muy malo que les tiene envidia por ser tan felices con tan poca cosa, una chica joven y guapa que quiere ser cantante y de la que se enamora el apocado tramoyista, y, por si fuera poco, salen los inefables Clovis Cornillac y Gérard Jugnot, que ya son como de la familia, una suerte de Alfredo Landa y Tony Leblanc gabachos; aunque no lo duden: aquéllos tenían muchísima más gracia.
A mí LES CHORISTES me gustó ya bien poco, pero esta especie de anticipo de la edulcoradísima patria PÁJAROS DE PAPEL (y, ojo, que comparadas, la de Emilio Aragón sale ganado...) se regodea tanto en sus lugares comunes, que llega un momento en el que te preguntas si no te estarán tomando el pelo a base de bien, sobre todo cuando ni siquiera se trata de un musical al uso. En fin, al menos ésta no tuvo mucha repercusión, lo que tampoco deja de ser un poco extraño, la verdad.
Saludos entre bastidores.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!