viernes, 26 de junio de 2009

El ignorante

Algunas veces me da por revisar cómo fue algún que otro año la cosa esa de los oscar, más que nada por comparar, pues mantengo mi teoría de que la calidad de las premiadas ha ido en picado. El año 1975 fue tremendo, la ganadora absoluta fue uno de los mejores films de la historia, así de simple ¿Les suena THE GODFATHER II? Eso es por no hablar de que en el apartado de habla no inglesa una obra maestra se quedó sin estatuilla ¿Saben quién se la arrebató? Un tal Federico Fellini con AMARCORD, minucias... Pero la película a la que me refiero hoy es otro título mayor, LACOMBE LUCIEN, o cómo retratar la ambigüedad sin ambigüedad.
Louis Malle da una lección de cristalina narración resucitando al maestro Renoir y cargando todo el peso en un joven, Pierre Blaise, del que nos maravillamos de su naturalidad... Simple, Blaise ni siquiera era actor. Natural, sí, pero grandísima interpretación cargada de honestidad y de una brutalidad nunca gratuita sino al servicio de una historia francamente impactante. La historia de un trepa, sí, aunque les choque; un tipo mezquino que, sin embargo, no creemos que pueda ser consciente de su mezquindad, y supongo que la confortabilidad de la ignorancia ayuda a reforzar esa inquietante atmósfera de ambigüedad, sobre todo moral. Les explicaré que el tipo en cuestión es un pueblerino que trabaja en el campo en plena ocupación nazi y que irá poco a poco convirtiéndose en una especie de espía, chivato sería la palabra correcta, de un grupo de franceses colaboracionistas con los alemanes ¿Y por qué? Olvídense de grandes gestas ni complicados juegos psicológicos, lo que Lacombe Lucien busca es sobresalir de la forma que sea, y para ello no dudará en delatar a sus vecinos, resistentes clandestinos; incluso irá por todas partes pavoneándose de su nueva condición de "agente de la policía". Pero todo cambiará cuando se enamore, o se encapriche, todo en este personaje parece surgido del puro capricho, de la hija de un sastre judío, momento en el que asistimos a la tremebunda confusión de un tipo que sólo es maligno en su inconsciencia, que se da cuenta de la miseria y maldad de la guerra cuando debe evaluar de qué lado está. Actualmente, un relato así sólo podría ser visto desde cierta frivolidad panfletaria y lacrimosa, todo sea por el espectáculo; lo digo para que no se ilusionen demasiado pronto con el último show de Tarantino y, si la ven, al menos acompáñenla de esta obra maestra que tuvo la mala suerte de tener que convivir con demasiados títulos grandes.
Saludos francos.

2 comentarios:

Fedonte dijo...

Hola, excelente blog, muy interesantes sus analisis. Soy de http://el-octavo-sentido.blogspot.com y me gustaria intercambiar enlaces si le parece, ya agregue el suyo. Saludos!

dvd dijo...

Gracias, hombre. No dudes en que esto es, más que otra cosa, cuestión de interactividad...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!