domingo, 7 de julio de 2019

Rincón del freak #363: Bajo tierra 3. En los límites de la vergüenza ajena



Películas como PET SEMATARY 2 pueden tener su poquita de gracia, verla como una gamberrada predecible, una forma lícita de hacer caja o incluso de intentar mantener viva la llama de gente a la que se le acababa el crédito demasiado pronto. Digo que podrían, de no ser tan innecesarias, porque intentar encontrar algún punto de conexión con la película rodada tres años antes (no digo ya con la novela) es un tiempo inmediatamente perdido. Y me cuesta creer que Stephen King tuviera algo que ver en la elaboración de su imbecilísimo guion, aunque es verdad que aparece acreditado, porque aquí todo pasa por la cara. Atención: un tipo se queda viudo y se va a vivir con su hijo a un apartado pueblo. Vale. La traca es que se va al pueblucho desde Beverly Hills, que es donde vivía, ya que estaba casado con una estrella de cine (en realidad parece una segundona de serie Z), lo que es aún más extraño teniendo en cuenta que el tipo es un simple veterinario y con la planta de Anthony Edwards en pleno proceso alopécico. Sí, la casualidad del destino hace que no se trate de un fontanero, un corredor de seguros o un sexador de piojos, sino un veterinario, que siempre viene bien cuando la excusa es el cementerio de mascotas. Por allí deambulaba un quinceañero Edward Furlong, al que se le notaba en la cara que nunca supo digerir bien la fama, y Clancy Brown, que es de lo poco salvable de una cinta justísimamente olvidada y que nadie entiende qué cometido tuvo su realización, más allá del puramente crematístico...
Saludos.

2 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

<<no me pareció tan mala en su momento, aunque es cierto que hace tiempo que la veo.
Puede ser que un veterinario se case con una actriz clase z. Lo que me pareció inverosimil el accidente en el set de filmación.

dvd dijo...

You know nothing, dear Hurly... Es broma, caballero. Aunque lo del veterinario y la actriz sigo sin verlo...
Un saludo.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!