viernes, 10 de mayo de 2019

Sin dirección asistida



El cine de Pascal Laugier siempre me ha parecido hecho como a martillazos, sin un ápice de sutilidad. Sus fábulas sobre la brutalidad han venido contentando a una parte del público que demandaba cine de terror sin tonterías, y en eso debo reconocer que el director francés no engaña a nadie. Sus películas suelen mimetizarse por un patrón común: colocar al espectador muy pronto en estado de shock, para seguidamente voltear lo que creen haber visto y convertirlo en otra cosa. La lástima es que los guiones de Laugier están muy trillados, repletos de referencias, que al final dan como resultado un slasher de toda la vida, algo superior, pero nada más. Su última propuesta, GHOSTLAND, volvía a los terrenos de MARTYRS, esa película que todo el mundo alaba sin que yo sepa aún por qué. Sin muchos rodeos, cuenta la historia de una mujer que se traslada a vivir junto a suss dos hijas a una apartada casa que han heredado. Y, ya digo, es que apenas a los diez minutos ya son asaltadas, por lo que es complicado no adelantar nada. La gracia está en que Laugier empieza a enredar la cosa y a jugar con la percepción del relato, sin que estemos seguros de si vemos un punto de vista u otro, o si quizá no esté todo en la mente de uno de los personajes. La lástima es que en lugar de ampliar la jugada, se decida al mamporro va y mamporro viene, que a mí al menos me cansa un poco. Pero bueno, al menos tiene un par de giros interesantes y esas cosas.
Saludos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Su ausencia de laugierfilia comienza a ser irritante...

dvd dijo...

Es que no termina de entrarme el cine de este señor, qué le vamos a hacer...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!